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Actualizado: 22 de julio de 2025
Habrá que ir más despacio dijo Martín. Efectivamente, comenzaron a marchar más despacio, pero al cabo de un cuarto de hora se oyó a lo lejos como un galope de caballos. Martín se asomó a la ventana; indudablemente los perseguían. El ruido de las herraduras se iba acercando por momentos. ¡Alto! ¡Alto! se oyó gritar. Bautista azotó los caballos y el coche tomó una una carrera vertiginosa.
En aquel momento supremo se oyó claramente el galope de numerosos caballos sobre las piedras y casi al mismo tiempo una exclamación de terror del negro, que huyó á todo correr y no tardó en ocultarse entre la maleza.
La diligencia francesa arrancó al galope del pueblecito de Behovia, donde reside la aduana, y en breve se abrió á mi vista un espléndido paisaje desde las alturas ó colinas que median entre el valle del Bidasoa y el del Nivella.
Sí exclamó , lo que voy a intentar sería culpable en otra circunstancia de mi vida, pero no me es dado escoger, debo salvar a todo precio la vida de mi hija. Eran las once de la noche cuando el coche en que viajaba el intendente llegó a todo galope por el camino que conducía al castillo y se detuvo delante de la puerta.
Ahora no puedo detenerme, estoy de semana, y a las tres debo hallarme en el cuartel. ¿Para la revista? preguntó Pablo. Sí, para la revista. ¡Hasta la vista, Pablo!... ¡Hasta mañana, padrino! El teniente de artillería continuó su galope, Pablo soltó las riendas a su yegua. ¡Qué buen muchacho es este Juan! dijo Pablo. ¡Oh! sí. ¡No hay en el mundo nada mejor que Juan! No, nada mejor.
Un instante después desaparecíamos á galope corto por la avenida de los castaños, seguidos por el ruido de algunos aplausos, que el señor de Bevallan tuvo la buena inspiración de comenzar. Este incidente, por insignificante que fuese, no dejó, como pude notarlo esa misma noche, de realzar mi crédito en la opinión.
Corneta, toca á la carga: dijo, y al escuchar los soldados los bélicos sonidos de la trompeta pusieron al galope sus cabalgaduras y segundos después, se había entablado una cruenta lucha, cuerpo á cuerpo, de la que no salieron muy bien tratados los Independientes que la sostuvieron, breves minutos.
A pesar de que los trompeteros iban al galope y soplando en sus largos tubos de metal por las calles que seguía Gillespie, los ojos de éste tropezaban á cada momento con agradables sorpresas que le hacían sonreir.
Entróse en seguida en el despacho mismo del fondista y escribió rápidamente al superior de Loyola, pidiéndole que enviase un padre a toda prisa para auxiliar a un moribundo, cuyo nombre y condición le manifestaba en la carta. Un propio a caballo partió a galope a llevar esta, y una hora después estaba ya entregada.
Terminadas estas palabras, saltó ágilmente sobre su caballo, que relinchaba a la puerta, puso al niño a la grupa, y desapareció prontamente en un espeso torbellino de polvo que el galope de su caballo hizo levantar en medio de la calle.
Palabra del Dia
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