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Actualizado: 11 de junio de 2025
Sin duda permanecía junto á la tumba todo el año, por ser este el lugar más frecuentado en la soledad del desierto, resultándole fácil el nutrirse con los despojos de las caravanas ó el sorprender á un hombre ó á una bestia de carga en momentos de descuido. Al quedar lejos no quiso Rosalindo hostilizarle por segunda vez. Veía en él á un guardián de la tumba.
Dolly, muy perpleja al oír aquella expresión nueva, no se atrevió a llevar más lejos sus preguntas por temor de que la palabra capilla significara algún antro de maldad. Después de un instante de reflexión, dijo: Pues bien, maese Marner, nunca es demasiado tarde para cambiar de conducta. Si nunca habéis frecuentado la iglesia, no os imagináis el inmenso bien que os haría el ir a ella.
Roger le miró hasta perderle de vista, y aun después de ponerse él mismo en camino se reía de todo corazón cada vez que recordaba la facha y los visajes del batanero de Léminton. El camino que seguía Roger era poco frecuentado, mas no tanto que el viandante dejase de encontrar de vez en cuando ya unos arrieros, ya un pobre pedigüeño, y otros viajeros tan cansados como él.
Recordando sus años juveniles pasados en París, reconoció Robledo el pequeño establecimiento frecuentado por mujeres que no disponen de otra industria para vivir que el encontrón carnal, pero desean conservar cierta apariencia independiente, y á las cuales sirve la dueña de consejera é intermediaria. Un camarero de aire afeminado servía á las parroquianas. En este momento eran dos.
Al entrar en el cuarto del hotel, frecuentado por oficiales de los buques mercantes, encontró á Ferragut sentado junto á un balcón, desde el que se veía todo el puerto viejo. Estaba más flaco, con los ojos hundidos y mates, la barba revuelta y un olvido manifiesto en su persona. ¡Tòni!... ¡Tòni!... Se abrazó á su segundo, mojándole el cuello de lágrimas.
Al este de aquella se elevaba el terreno, cubierto de verdes viñedos en verano, por entre los cuales serpenteaba el camino que conducía al interior, muy frecuentado de ordinario pero solitario aquel día en que todos, así viajeros como habitantes de la ciudad, formaban parte de la multitud espectadora.
No tenía miedo, como el poeta, a encontrarse con su dolor a solas, y caminaba por aquel lugar poco frecuentado, saboreando con gozo cruel el hondo pesar que, de vez en cuando, estallaba en ruidosos suspiros. Sentía en torno de su persona la imagen invisible de un padre que no había conocido. El recuerdo del pobre Melchor Peña le inspiraba cierta conmiseración. Aquél también había vivido engañado.
Me desperté, y volví a soñar: el tal salón de baile estaba frecuentado por los muertos diarios de una epidemia. El traje blanco de María Elvira era un sudario, y yo era la misma sombra de antes, pero tenía ahora por cabeza un termómetro. Eramos siempre La meningitis y Su Sombra. ¿Qué puedo hacer con sueños de esta naturaleza? No puedo más.
Sobre el hueco de un balcón había un cuadro, acaso del Españoleto, que representaba a Santa María Egipciaca tendida en las arenas del desierto, enteramente desnuda, muy hermosa y más incitante de lo que fuera oportuno en sitio frecuentado por gentes de Iglesia.
Era camino muy frecuentado por los arrieros, y la policía podía darle alcance. Ya que no tenía montura, lo acertado era tomar el camino más duro y abundante en peligros, pero que sólo frecuentan los de á pie.
Palabra del Dia
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