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Actualizado: 8 de octubre de 2025


Estas medias tintas de la moralidad le parecían entonces a ella las más conformes a la flaca naturaleza humana. «¿Por qué he de creerme más fuerte de lo que soy?». También volvió a frecuentar la casa de Vegallana.

Cuando a la madrugada, después de cerrar los ojos a un pobre feligrés, se dirigía a la iglesia transido de frío, rota su flaca naturaleza por una noche de vigilia y trabajo, sus ojos se posaban en aquel mar siempre colérico, en aquel cielo sombrío, y en vez de sentir la tristeza y el dolor de la existencia, su espíritu se dilataba por la alegría y acudían a sus ojos lágrimas de reconocimiento.

En la duda, le preguntó con dulcísima afabilidad: ¿Cómo dijo usted porque soy muy flaca de memoria para nombres que se llamaba su padre?

Y se sentó, haciendo silla de una tinaja rota. Puesto el codo en la mesilla y el hueso de la barba en la palma de la mano flaca, aguardó las explicaciones de su sobrina. «Tía... murmuró esta sintiendo mucha dificultad para iniciar la cosa grave que iba a decir . Usted sabe que yo y Mariano... ¿Pero usted no lo sabe? No sino que sois un par de perchas que ya, ya.

Y es una hermosa muchacha: está flaca y sobre todo mal vestida; pero con un mes de buen trato... ¡Y usted la vendería, la dije con repugnancia sin dejarla concluir. Hoy todo se compra y se vende, me contestó con sarcasmo: se vende el amor, se vende la amistad. ¡Y se venden las hijas! Amparo no es mi hija, me contestó con precipitación y con acento singular.

Por amor del cielo, mi señora Doña Blanca, yo no por quién conjurar á V., en nombre de quién suplicarle, que no involucre las cosas, que no me oiga con prevención, que atienda al bien de su hija, y que no dude de que yo vengo aquí, la molesto con mi presencia y la mortifico con mis palabras, sin prevención también, y sólo por el deseo de ese bien impulsado. ¿Cómo he de condenar yo el santo temor de Dios, el menosprecio del mundo, si es razonable, y la humildad cristiana, que nos lleva á desconfiar de nuestra flaca y pecadora naturaleza?

Siendo esta una de las miserias de la flaca humanidad, preciso es resignarse á luchar con ella toda la vida; pero es necesario tener siempre fija la vista sobre el mal, limitarle al menor círculo posible; y ya que no sea dado á nuestra debilidad el remediarlo del todo, al ménos no dejarle que progrese, evitar que cause los estragos que acostumbra.

Acaso en ninguna parte son mas ridículas y palpables las vanidades y tonterías de la flaca humanidad, que en esos sitios donde la naturaleza ostenta como soberana la casta desnudez de sus gracias ó la majestad de sus grandiosas formas. El panorama que la vista abarca desde el Kulm es imponderablemente sublime, variado y sorprendente.

Acudieron las personas caritativas que al enterramiento habían venido a una fuente que en el cementerio había, y trajeron agua, y para rociar con ella el semblante a la desmayada se lo descubrieron, y entonces apareció la más peregrina hermosura que podía imaginarse; pero flaca, como si largo tiempo hubiese sido maltratada por la dura e impía mano de la miseria, y tan pálida, que no parecía sino otro cuerpo difunto al que hubiese de darse sepultura.

La carne, tan flaca y reseca, se le agrietó, y, por las hendeduras, se derramó en clamorosos raudales lo más secreto del alma, lo que rara vez se escapa del misterio de la conciencia: el tuétano del espíritu, que tiene miedo a la luz y a las palabras.

Palabra del Dia

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