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No te ocupes de la lectriz de mi tía decía riéndose a Fabrice . amable conmigo y atiende a esas señoritas... Ven, te voy a presentar, estúdialas con detenimiento y dame luego cuenta de tus impresiones... Desde todo punto de vista mi confianza en tu buen gusto y en tu penetración es absoluta... Así me ayudarás en esa elección terrible a que por fuerza tengo que decidirme para no enajenarme la buena voluntad de mi tía... Ya ves que ha llamado a concurso de toda la Europa y ambas Américas... Es necesario, pues, que no trabaje para el obispo... Procura, mi buen Fabrice, leer en lo ojos y en los corazones de esas jóvenes esfinges... Si un pintor no es gran fisonomista, ¡qué diablo! ¿quién puede serlo?

A Hervieu le enamoran los locos y cuanto hay de independiente y sobrenatural en su desvarío; el protagonista de «El desconocido» es un demente «lógico». La emoción trágica de este libro es poderosísima; un ambiente de manicomio lo envuelve; la afición fisonomista del héroe, que se complace en dar noticias estupendas para estudiar las rayas que el pánico ó la cólera pintarán sobre el rostro de su interlocutor; el guiño suigenérico de aquel médico covail que muestra los caninos al reír ¡sólo los caninos! en virtud de un peregrino fenómeno atávico de ferocidad; sus consideraciones acerca de la muerte y de la posición en que debemos dejar los ojos de los cadáveres... todo tiene una originalidad imborrable.

Su facilidad de fisonomista le hizo reconocer inmediatamente a Juanito. Siéntense ustedes... siéntense dijo con su voz reposada, que marcaba grandes pausas entre sílaba y sílaba . ¿Qué hay, pollo? ¿Qué le trae a usted por aquí? El dependiente estaba ruborizado y se expresaba con dificultad, impresionado por la mirada del grande hombre.

Ignoro si mis compañeros de profesión se me parecen a este respecto... En cuanto a , soy un fisonomista detestable y estoy firmemente persuadido de que mis diagnósticos psicológicos resultan siempre falsos... Te juro que nunca puedo penetrar a fondo en el alma de las personas cuyos retratos hago... les presto, verosímilmente, multitud de pensamientos y pasiones; de virtudes y vicios a que ellos son de todo punto ajenos.

No era preciso ser fisonomista para comprender que aquella casa respiraba paz, bienestar y una conciencia tranquila. Dábale acceso un patiecillo circundado de tapias y al costado derecho tenía una hermosa huerta. Cuando la Nela entró, salían las vacas que iban a la pradera.