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Actualizado: 17 de mayo de 2025


Pero una peligrosa sublevacion estalló en Valencia, donde los revoltosos, desconociendo la autoridad del Congreso, proclamaron la legitimidad de Fernando VII.

En el espacio de dos siglos, transcurridos entre la ascensión al trono de D. Fernando y de Doña Isabel y del último Monarca de la dinastía austriaca, había recorrido la nación española su período de independencia, de gloria y de grandeza literaria; la energía con que el pueblo había resistido y hecho contrapeso á la arbitrariedad y á la tiranía reinante desde Felipe II, comenzó á ceder entonces, y, al apurarse, hubo de manifestarlo así en el terreno literario.

La fundó en 1648 un D. Fernando de Soto, de quien no queda mas memoria. El cuadro de su altar representa el martirio del Santo titular; es obra de Juan Luis Zambrano, y no carece de mérito. Capilla de Nuestra Señora del Rosario.

El hecho es que no sólo Pablo, sino que todos estaban alarmados, temiendo fuera ya llegado el momento fatal de despedirse de su último sueño de vida humana... Siempre con bromas de mal gusto, vizconde refunfuñó don Fernando.

Y yo le preguntaría qué sacó de ir por los montes y por las calles de Cádiz disparando tiros por su República Federal y su don Fernando. Si mi padre no le hubiese apreciado por su sencillez y hombría de bien, seguramente que habría muerto de hambre, y , en vez de ser un señorito, estarías cavando en las viñas.

Allí habían privado grandemente en épocas anteriores el duque de Alagón, Lozano de Torres, Chamorro, Tattischief y otros memorables personajes de los seis años que siguieron á la vuelta de Valencey. Alguna vez los ministros eran favorecidos con su admisión en aquel recinto de perfidias y adulación, y allí las sonrisas de Fernando para sus secretarios eran siempre siniestras.

Ya en el reinado de Fernando y de Isabel se había aumentado prodigiosamente el bienestar y la riqueza del país hasta tal punto, que las rentas de la corona, según indican testimonios auténticos, ascendían á su conclusión á triple suma de lo que eran en su principio . Cada año, y merced á la extensión progresiva de su comercio, acrecían los recursos del país.

9 La ventura en la desgracia, de Lope de Vega Carpio. 10 San Mateo en Etiopía, del Dr. Felipe Godínez. 11 Mira al fin, de un ingenio de esta corte. 12 La corte del demonio, de Luis Vélez de Guevara. 1 El iris de las pendencias, de Gaspar de Avila. 2 La razón vence al poder, de D. Juan de Matos Fragoso. 3 El vaso y la piedra, de D. Fernando de Zárate. 4 Píramo y Tisbe, de D. Pedro Rosete.

La Hiftoria del Almirante Don Chriftoval Colòn; que compufo en Caftellano Don Fernando Colòn, fu hijo, y traduxo en Tofcano Alfonfo de Ulloa, buelta

Fernando vio a la mujer con los ojos rojizos de lágrimas y el pelo en desorden; vio a los hijos que gritaban, pero con los ojos en seco, haciendo coro a su madre. No sabían nada, pero el instinto les había avisado de repente la proximidad de la desgracia; el mismo instinto simple y misterioso que hace aullar a las bestias domésticas, como si oliesen la presencia de la muerte.

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