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Actualizado: 24 de julio de 2025
Los destinos de la humanidad no son desesperantes, pero los lances de los hombres son algo pesados. Al fin siempre seria mejor que las caras domésticas no fueran de cuaresma, que las calles estuviesen limpias, ó que si estaban sucias, no galopasen los caballos á la inmediacion de los transeuntes. Sobre una desgracia viene otra.
Una vez solo, llevó ambas manos á la cabeza. Se le partía de dolor. Desnudóse de prisa y se metió en la cama. Pero las emociones de la noche habían alterado demasiado sus nervios para que pudiese dormir. Los genios de la cólera y de la venganza batían las negras alas sobre su frente pálida. Revolcóse sin fin entre las sábanas como si estuviesen llenas de alfileres.
Y mientras ejecutaban estas menudas labores departían ó narraban cuentos para que se estuviesen quietos los pequeños. El tío Goro de Canzana, cuando no trabajaba, aprovechaba el tiempo para aumentar el caudal ya prodigioso de sus conocimientos leyendo por cuantos papeles impresos llegaban á sus manos.
Otra vez el español de la tienda se vio apremiado por los llamamientos de aquellos señores, que pedían toda clase de artículos de escritorio, como si estuviesen en una oficina. Sólo pudo ofrecerles una ampolleta de tinta clarucha y una pluma roma.
Inés . Muy modestas eran en verdad estas construcciones, y vergonzoso en cierto modo para los nuevos pobladores, que los judíos que habian quedado en la ciudad, no contentos con tener una sinagoga, estuviesen fabricando por este mismo tiempo otra muy soberbia y elevada con grande escándalo para la cristiandad.
5 como también el príncipe de los sacerdotes me es testigo, y todos los ancianos; de los cuales también tomando letras a los hermanos, iba a Damasco para traer presos a Jerusalén aun a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados. 6 Mas aconteció que yendo yo, y llegando cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo;
Aquel día era extraordinario; no importaba que sus barracas estuviesen sucias y la comida por hacer: había excusa; y las criaturas, agarradas á sus faldas, lloraban y aturdían con sus gritos, queriendo unas volver á casa, pidiendo otras que les enseñasen el albaet.
Todos cantaban con los ojos fijos en la imagen, como si estuviesen solos ante ella, olvidados de la muchedumbre que los rodeaba, sordos a las otras voces, sin perderse ni vacilar en los complicados gorjeos de la «saeta», que cortaban y confundían desarmónicamente las vocalizaciones de los demás.
No quiso vestirse por entonces, hasta que estuviesen junto de donde don Quijote estaba; y así, dobló sus vestidos, y el cura acomodó su barba, y siguieron su camino, guiándolos Sancho Panza; el cual les fue contando lo que les aconteció con el loco que hallaron en la sierra, encubriendo, empero, el hallazgo de la maleta y de cuanto en ella venía; que, maguer que tonto, era un poco codicioso el mancebo.
Los españoles que hay establecidos en estos pueblos, ninguno paga diezmos ni primicias, porque nadie se lo pide; y aunque no son muchos los que hay, y éstos son pobres, siempre sería bueno estuviesen sujetos a la ley, para que, así ellos como los que se vayan estableciendo, no se les haga costoso cuando se quiera hacerla cumplir.
Palabra del Dia
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