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Actualizado: 15 de mayo de 2025


Mientras Ester permanecía dentro de aquel círculo mágico de ignominia donde la crueldad de su sentencia parecía haberla fijado para siempre, el admirable orador contemplaba desde su púlpito un auditorio subyugado por el poder de su palabra hasta las fibras más íntimas de su múltiple sér. ¡El santo ministro en la iglesia! ¡La mujer de la letra escarlata en la plaza del mercado! ¿Qué imaginación podría hallarse tan falta de reverencia que hubiera sospechado que ambos estaban marcados con el mismo candente estigma?

Don Jaime, aunque disfrutaba de las preeminencias y honores que correspondían a su elevada posición, no hacía, sin embargo, un papel muy airoso. Sobre su frente pesaba un estigma fatal, que le había hecho padecer mucho hasta que se fué acostumbrando.

«Va á ver á la doctora... pensó Ferragut . Todo ha terminadoLamentó la pérdida de esta mujer, aun después de haberla visto con su fealdad trágica y pasajera. Al mismo tiempo le escocían las palabras injuriosas, los insultos cortantes con que había acompañado su salida. Ya estaba harto de oírse llamar «meridional», como si esto fuese un estigma.

Se acercó al lecho un fraile obeso, vestido de colores llamativos, impasible como una foca, gordo como un cerdo: el rostro achatado por el estigma de la gula y de los apetitos carnales, la boca gruesa como la de un sátiro, el ojo estúpido, la oreja de murciélago, los pómulos colorados como los de un clown.

Las palomas blancas, las aves marinas en su diversidad de clases, las agachonas, el tordo, y los carpinteros completan el viviente mundo de la región de las nubes. Cuanto define y compone la belleza, tiene allí su rasgo característico, su estigma que la distingue y señala.

Las muchedumbres famélicas creían remediar sus males entrando a degüello en los barrios poblados por los sórdidos devotos del dios amarillo; los grandes señores, en sus apuros monetarios, ahorcaban a los negociantes para reunir fondos. Y al dulcificarse las costumbres, no por esto llegaba a borrarse el estigma con que estaban marcados los sacerdores del oro.

Fué en una hora de graves indicios, cuando por sobre la calma ilusoria, , que ensayabas tus vuelos novicios, patria, escuchaste mi voz monitoria. Dieron los hechos razón a mi aviso diste en la clave del pérfido enigma, cándido el pueblo que fué manumiso en la quimera que dora su estigma.

De ninguna de estas ediciones puede afirmarse que esté hecha con el esmero y el lujo que el texto original merece y pide. Tal vez influyó en la menor estimación que se dio a La Celestina, desde mediados del siglo XVII y singularmente en el XVIII, el estigma que puso en ella la Inquisición no con gran severidad por cierto.

Son iguales y libres, son dueños de mismos y se miran frente á frente con la cabeza erguida, porque ninguno lleva en su cara impreso el estigma de la esclavitud. Tal es el cuadro que podemos contemplar anticipadamente parándonos por la tarde cerca del arroyo querido, cuando el sol poniente se rodea de un círculo de oro con las volutas de vapor que se escapan de la fábrica.

Pero con el transcurso de los años de trabajos, de meditación y de obras de caridad que constituyeron la vida de Ester, la letra escarlata cesó de ser un estigma que atraía la malevolencia y el sarcasmo del mundo, y se convirtió en un emblema de algo que producía tristeza, que se miraba con cierto asombro temeroso y sin embargo con reverencia.

Palabra del Dia

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