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Actualizado: 13 de mayo de 2025
Las casas no son más que unas cabañas de paja dentro de los bosques, una junto á otra sin algún orden ó distinción; y la puerta es tan baja que sólo se puede entrar á gatas, causa porque los españoles les dieran el nombre de Chiquitos; y ellos no dan otra razón de tener así las casas sino que lo hacen por librarse del enfado y molestia que les causan las moscas y mosquitos, de que abunda extrañamente el país en tiempo de lluvias, y también porque sus enemigos no tengan por donde flecharlos de noche, lo cual sería inevitable si fuese grande la puerta; fuera de ésta, no tienen otro ajuar que una estera bien débil que al más leve soplo del aire se cae.
En cuanto al resto de la tripulación, los marineros del brick los habían agarrotado para que no les estorbasen en sus operaciones. La entrada del local, donde estaba depositado el dinero de don Carlos, se encontraba bajo la estera que cubría el piso. De modo que Kernok se vio obligado a pasar por la habitación donde yacían los restos sangrientos de los dos esposos.
Al un lado estaba un banco de tres pies, y al otro un cántaro desbocado, con un jarrillo encima, no menos falto que el cántaro; a otra parte estaba una estera de enea, y en el medio, un tiesto, que en Sevilla llaman maceta de albahaca.
Hay que decir a Pepe que mañana arregle las ruedas del sillón, si no, vosotras no podéis conmigo. No tienen la culpa las ruedas decía doña Manuela es que la estera está hecha girones. Vamos, ¿qué tal así?
Llegó la hora convenida, fue la sastra a su casa, entró en el cuartito de Cristeta y comenzó ésta a desnudarse, dejando por fin caer sobre la estera de cordelillo las ropas y prendas dichosas que llevaba más inmediatas al cuerpo.
No duermen sino en el suelo sin otra cama que una estera, y á lo más unos palos toscos y desiguales, juntos entre sí, y á no tener hechos callos que les defienden de lo áspero de su cama, les sería de no leve mortificación. Al ponerse el sol tienden su mesa para cenar, y poco después se retiran á dormir.
Sus casas no son más que un Rancho de paja dentro de los bosques, unos en una parte y otros en otra, sin orden ni distinción; y ni aun eso tienen los Payaguás, los cuales nunca están fijos en un lugar, y cada noche hacen alto en diverso paraje; por lo cual no usan de otra casa que una pequeña estera, para repararse del viento, y en lo demás duermen al descubierto.
Al saltar del lecho, ví con satisfacción que Paulino también la oía, pues estaba sentado sobre su estera, con asombro dibujado en sus facciones. Salimos los dos y recorrimos la galería, sin encontrar persona alguna, y con el extraño caso de que el hombre que tosía parecía seguirnos durante todo el trayecto.
Una vez encendió todos los cirios que teníamos allí en depósito, se prendió fuego a una estera y por poco no ardemos todas. ¡Con decirle a usted, señor doctor, que una vez llegó a poner la mano en una hermana! Era una niña medio loca... Muy dispuesta, eso sí; lo que no aprendía era porque no quería aprenderlo.
Es Lima una ciudad, bella, galana, De edificios hermosos y graciosos, Apenas vereis casa sin ventana, Los altos por de fuera no vistosos, Que cubiertos están á estera vana; De dentro empero son maravillosos, Que como nunca llueve por semejas, No curan de poner sobre ellos tejas.
Palabra del Dia
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