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Actualizado: 21 de junio de 2025


Muchas analogías se encuentran también, además, En esta vida todo es verdad y todo mentira, y La rueda de la fortuna, de Mescua; entre Los cabellos de Absalón y La venganza de Tamar, de Tirso; entre El monstruo de los jardines y el Aquiles, del mismo poeta; advirtiéndose que estas semejanzas no son de las espontáneas que pueden ocurrir á dos autores, al manejar el mismo asunto, sino que, como se demostrará después cumplidamente, cuando llegue la ocasión oportuna, constituyen la repetición especial y completa de elementos dramáticos anteriores en sus propias obras, y que no pueden explicarse de otra manera, sino suponiendo que Calderón las tuvo á la vista al escribirlas.

«Pero, vamos a ver... dijo la señorita al fin, comenzando a serenarse . Todo eso que usted me cuenta, ¿es verdad o es locura de usted?... Porque a me han dicho que usted ha escrito novelas, y que por escribirlas comiendo mal, ha perdido la chaveta».

Habría que decir el motivo... Las reacciones fuertes y pasajeras de toda pena no le faltaban, y cuando aquella marca de consuelo venía, sentía breve alivio. ¡Si todo era un embuste, si aquel hombre estaba loco...! Era autor de novelas de brocha gorda y no pudiendo ya escribirlas para el público, intentaba llevar a la vida real los productos de su imaginación llena de tuberculosis.

Sólo te pido, ahogando mis lamentos, por la misma crueldad con que condenas un débil sér á bárbaros tormentos, que en arrojes dolor á manos llenas, porque nunca me falten pensamientos para cantar tus obras y mis penas. Hija, ¿qué te diria que fuera de mi amor vivo traslado?... Dos palabras no más; oye: ¡hija mía! ¿Es poco?... Al escribirlas he llorado.

Obra será esta, aunque pequeña por el descuido de los antiguos, largos en hazañas, cortos en escribirlas, llena de varios y estraños casos, de guerras continuas en regiones remotas y apartadas con varios Pueblos y gentes belicosas, de sangrientas batallas y victorias no esperadas, de peligrosas conquistas acabadas con dichoso fin por tan pocos y divididos Catalanes y Aragoneses, que al principio fueron burla de aquellas Naciones, y despues instrumento de los grandes castigos que Dios hizo en ellas.

Había trabajado mientras tanto con el mayor celo en su imitación de Firdusi, ya casi concluída, puesto que, á pesar de su vida extraordinariamente activa, había logrado emplear algunas horas diarias en sus estudios favoritos. Había escrito al mismo tiempo innumerables composiciones poéticas; pero temía publicarlas, contentándose con escribirlas.

Fácil parece este sujeto, y fácil Fuera para cualquiera de vosotros, Que ha escrito menos dellas, y más sabe Del arte de escribirlas y de todo; Que la que á me daña en esta parte Es haberlas escrito sin el arte.

-También pudieran callarlos por equidad -dijo don Quijote-, pues las acciones que ni mudan ni alteran la verdad de la historia no hay para qué escribirlas, si han de redundar en menosprecio del señor de la historia. A fee que no fue tan piadoso Eneas como Virgilio le pinta, ni tan prudente Ulises como le describe Homero.

No se puede asegurar que la fecundidad de Bretón haya disminuído en lo más mínimo el valor de sus composiciones, antes bien parece que su esmero y diligencia al escribirlas aumentan con el tiempo. Su fama más merecida y popular proviene de sus comedias, representadas con general aplauso, no sólo en los teatros de Madrid, sino en toda la Península, y hasta en las poblaciones más insignificantes.

Faltándoles obras poéticas útiles y medios para escribirlas, debieron los actores, imitando en esto el ejemplo que antes les diera Lope de Rueda, salir por mismos del apuro. Muchos otros nombres de poetas cómicos y de actores podemos añadir á los citados antes.

Palabra del Dia

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