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Actualizado: 7 de julio de 2025
Si estando deshambridos y encerrados Muestran tan demasiado atrevimiento, Qué hicieran siendo libres, y enterados En sus fuerzas primeras y ardimiento? Indomitos, al fin sereis domados, Porque contra el furor vuestro violento Se tiene de poner la industria nuestra, Que de domar soberbios es maestra.
Además, golpearon é hirieron á unos cuantos olvidadizos del pasado que se atrevían á protestar y hablaban de sus cónsules, como si las revoluciones de los años anteriores no les hubiesen enseñado nada. Los soldados querían terminar pronto su trabajo. Estaban enterados del programa de todo general que se subleva en una ciudad.
Estando de esta suerte apoderados Los Incas, los Pizarros allegaron, Y siendo del Perù bien enterados, La tierra en breve tiempo conquistaron. Los Guaranís sus dientes acerados Alegres con tal nueva aparejaron, Pensando que hartarian sus vientres fieros, De la sangre de aquellos caballeros.
Avanzaron dos portadores, uno tras del otro, llevando un fuerte palo sobre sus hombros y colgando de tal sostén el reloj de bolsillo del Hombre-Montaña. Los oyentes más cultos no necesitaron las explicaciones del inventario. Cuantos habían leído la historia del país estaban enterados de cómo era esta máquina primitiva de medir el tiempo que todos los colosos traían en sus visitas.
¿Sí, eh? refunfuñaba D. Lorenzo sin levantar la vista. Muchooo... y que probablemente vendrá un día de estos a hacerle a V. una visitaaa. Esta noticia producía siempre risa entre los comensales, que estaban perfectamente enterados de todo. No lo creo. Pues créalo V.; está muy agradecidooo. Eso sí lo creo murmuraba con sorna.
Lo mejor era dirigirse al conde. Pero éste se hallaba a la sazón en la Granja. Además, aunque todos, o casi todos, supiesen el secreto de la niña, no era posible darse por enterados. Después de algunos debates decidieron escribirle la siguiente carta, firmada solamente por María Josefa: «Sr. Conde de Onís.
Lo afirmaba el Capellanet, que por sus aficiones belicosas tenía algo de jurisconsulto. «Defensa propia, don Jaime...» En la isla sólo se hablaba de este suceso. En los cafés y casinos de la ciudad todos le daban la razón. Hasta habían escrito a Palma relatando el hecho para que lo publicasen los diarios. A estas horas sus amigos de Mallorca estarían enterados de todo.
Enterados los valentones de lo que pasaba, salieron armados á defenderse, trabándose entonces una formal batalla en la cual Gonzalo Xeniz, que hizo varios disparos con un pistolete, logró escaparse, dejando burlados á los que ansiaban cogerlo.
Con esto se dieron por enterados los tres y tan impresionados estaban, que al romper a andar para apartarse de mí se hicieron una maraña y no acertaban luego con la puerta.
Dios guarde á V. E. muchos años. Buenos Aires, 21 de Mayo de 1810. Exmo. Cabildo, Justicia y Regimiento de esta ciudad.» Y enterados los Señores, acordaron que el Sr.
Palabra del Dia
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