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Actualizado: 9 de junio de 2025


Doña María, que había sabido con envidia el casamiento de doña Clara con un joven capitán de la guardia española, y con disgusto su nombramiento de dama de honor, que las igualaba á entrambas, vió con despecho las ricas alhajas que la mostró doña Clara con la mayor lisura, sin alegría y sin orgullo. Sois completamente afortunada dijo , y os repito mis enhorabuenas.

El concejal estaba tan conmovido que apenas pudo murmurar algunas palabras de gracias. Salió de la estancia casi a rastras. Una vez en la calle, Pepe le felicitó calurosamente y le anunció que aquella firmeza daría buenos resultados. Pero él acogió las enhorabuenas con marcada frialdad.

Al cabo de un mes de idas y venidas y no pocos trabajos, salió a luz La Abeja, que llevaba entre otros un artículo mío histórico acerca de Felipe II. Este artículo en que se defendía la política del monarca español y se vindicaba su nombre, consiguió llamar la atención de las familias de los redactores y me valió no pocas enhorabuenas.

Durante aquella batalla, y hecho ya público el proyecto de mis bodas, al suplicio de ella se añadió el más insoportable de consolarme del forzoso alejamiento de Pepe Guzmán, con las tiernas finezas del banquero, señor legal de mis preferencias y atenciones, y las incisivas enhorabuenas de mis amigos y conocidos. Todo esto era superior a mis fuerzas.

Mil enhorabuenas respondió la marquesa entre burlona y picada por esa felicidad; pero crea usted que no era la cosa para tanto. Verá usted cómo, aunque pecadora, me atrevo a confesar aquí el motivo de mi visita, y sin escándalo de nadie. Don Santiago estaba en ascuas con las crudezas de su mujer, y no sabía cómo disculparlas sin provocar otras más incisivas.

Pero de la que estaba más orgulloso y la que le había valido, al decir de él, infinitas enhorabuenas, era un cierto poema dedicado al desafío de dos íntimos amigos suyos, fatal para el uno de ellos, pues el contrario le había atravesado el vientre de un balazo.

Diez minutos después volvió a levantarse y pidió la berlina; fuese derecho a Fornos, después al Casino, luego al Veloz, recibiendo por todas partes enhorabuenas e interpelaciones acerca del suceso que todo Madrid comentaba; hacía con grandes reserva y disimulo, al oído de cuantos amigos prudentes se iba encontrando, cierta pregunta misteriosa.

Este cambio, casi repentino, y las constantes visitas a la familia de Molínez, daban cierta apariencia de verdad a la suposición de que al doctor no le preocupaba única y exclusivamente el cuidado de un enfermo grave. La mejoría de Clotilde Molínez valió a Ruiloz muchas enhorabuenas, pero a espaldas suyas dio pábulo a grandes murmuraciones.

Lo único que me atrevo a esperar de su amabilidad es que me firme el ejemplar. Lo haré con mucho gusto. El joven poeta estaba sobre brasas. El carácter de Núñez le inspiraba un vivo recelo. Así que no fue posible retenerle allí más tiempo a pesar de los esfuerzos que aquél hizo para ello. Mientras se alejaba a paso rápido todavía le gritaba: Mil enhorabuenas.

Hubo fiesta, convite, amigos, parientes, enhorabuenas, besos y abrazos, hasta lágrimas, y al caer la tarde, la recién casada se mudó de vestido para emprender el inexcusable viaje de novios.

Palabra del Dia

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