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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Y tú, rendida al ruego, y al instinto que en el hombre engendró quien le ha creado, beso por beso, loca me volviste, buscando, al esconderte entre mis brazos, oprimiéndome á un tiempo con los tuyos, tu cabeza en mi pecho sepultando, camino de llegar hasta mi alma para buscar en ella tu retrato, ó el fuego de la llama abrasadora del amor y el placer ¡crímenes santos!
En aquellos corazones femeninos de cinco a diez años quedó grabado para no borrarse jamás un sentimiento de gratitud hacia el heroico mancebo. Otra vez, años adelante, un día de San Juan, Gonzalo cedió a ella y su familia la balandra para pasearse por el mar, pues los botes y lanchas escaseaban en tal ocasión. Mas ninguna de estas circunstancias engendró el trato entre ellos.
-No hay más que decir -dijo la duquesa-; pero si, con todo eso, hemos de dar crédito a la historia que del señor don Quijote de pocos días a esta parte ha salido a la luz del mundo, con general aplauso de las gentes, della se colige, si mal no me acuerdo, que nunca vuesa merced ha visto a la señora Dulcinea, y que esta tal señora no es en el mundo, sino que es dama fantástica, que vuesa merced la engendró y parió en su entendimiento, y la pintó con todas aquellas gracias y perfeciones que quiso.
Encendióse sobre el sepulcro de Abd-el-rhaman una guerra fratricida que retoñó por mucho tiempo al fin de cada reinado y engendró los mas horrendos crímenes; subió pocos años despues al trono el vengativo el Hakem que tomó el terror por sistema de gobierno, y sumergió de nuevo esta ciudad en la sangre de sus hijos.
El principio vital, así del arte antiguo como del moderno; el principio que engendró en su fondo y en su forma, primero al drama griego, y después al inglés y al español, yace en la tradición poética y popular y en su progreso incontrastable, en los elementos poéticos tradicionales é históricos, en el espíritu y en la vida de las diversas naciones, y en su conformación y perfeccionamiento con arreglo á las leyes naturales. ¿Por qué motivo el drama de ambos pueblos, únicos, que, entre los modernos, poseen un teatro original, descansa en tales bases?
Para explicar la doctrina de este segundo acto sería menester escribir tanto al menos como el acto contiene. Goethe es conciso y por consiguiente difícil de extractar. Baste saber que ya el diablo, según hemos dicho, hace aquí muy triste papel. Hasta Homúnculus, el engendro raquítico de la ciencia pedantesca de Wagner, sabe más que él y le sirve de guía.
Cuando Ramiro, al salir del templo, puso de nuevo los pies en la soleada plazuela, pareciole que aquellos vecinos y forasteros, palacios y torres, cosas y seres, no eran sino el teatro aparejado por Dios para los episodios de su historia; y que él era toda la vida, y toda la vida un engendro de su alma.
El reino fuerte crece en señorío Cuanto más se ejercita. Viva el ocio, En la que tiene muerto el albedrío. Y así no hay que temer, mi buen hermano, Que es más Menguilla de lo que parece, Y aun de mostaza, si os parece grano. Que éste mi ardor que tanto os apetece, Tiene más de gigante que de niño, Aunque ayer se engendró y hoy nace y crece.
Cree más bien que eres el hijo de aquel fraile, que te engendró antes de entrar en la regla, y hasta que eres el nieto de aquel otro aventurero Morsamor que andaba por el mundo en el reinado de Enrique IV de Castilla. Morsamor replicó: Quiero suponer que tienes razón en lo que dices. Me serenaré; me aquietaré creyéndome otro del que era.
3 Y los hijos de Bela fueron Adar, Gera, Abiud, 4 Abisúa, Naamán, Ahoa, 5 y Gera, Sefufán, e Hiram. 10 Jeúz, Saquías, y Mirma. 11 Mas de Husim engendró a Abitob, y a Elpaal. 14 y Ahío, Sasac, Jeremot; 15 Zebadías, Arad, Ader; 16 Micael, Ispa, y Joha, hijos de Bería; 17 y Zebadías, Mesulam, Hizqui, Heber; 18 Ismerai, Jezlías, y Jobab, hijos de Elpaal.
Palabra del Dia
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