Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 26 de mayo de 2025
La sangre que lleva una, No la laves, que por ti Me la sacaron a mí; Porque no hay hora ninguna Que no me traten ansí. Yo no pido que tu olvido Deje de ser el que ha sido; Pero, pues por ti me dan, Sé enemigo o sé galán, O dame mejor marido." ¿Cómo? ¿Que Abenabo Arráez Así cumplió el juramento? Que me haya engañado siento, Mas por vida de Narváez Que no se la lleve el viento.
Era ya un maestro. Cuando apuntaba al monigote dibujado en el muro, lamentábase de que no fuese un hombre, un enemigo odiado al que necesitase exterminar. Esta bala iba al corazón. ¡Pum! Y sonreía satisfecho al ver marcarse el agujero del proyectil en el mismo lugar a que había apuntado.
La conciencia de la terrible realidad y el sentirme aferrado por mi peor enemigo, el cual, no hay duda, nos había seguido, pues conocía bien el paraje, despertó en mí una fuerza sobrehumana, y me empeñé en una terrible lucha de muerte con mi adversario.
Saludó con su aire grave, con aquel aire de gentleman que tanto le envidiaba Trabuco, su admirador y mortal enemigo. ¿Has confesado? Sí, ahora mismo. ¿Con el Magistral, por supuesto? Sí, con él. ¿Qué tal? ¿Excelente, verdad? ¿Qué te decía yo? ¿No subes? No, ahora no puedo. Obdulia oyó la voz de Ana y corrió al balcón, sin cuidarse de reparar el desorden de su traje y peinado.
Aquel enfermo no era un enemigo digno de su sable; había que establecer cierta igualdad entre los dos, y para eso servía la pistola, única arma que se presta á las sorpresas y caprichos del azar. «De todos modos lo mataré», pensó Lubimoff, acordándose de sus habilidades de tirador. Advierto á su Alteza siguió diciendo el coronel que lo mismo da un arma que otra.
Los conocimientos topográficos de su jefe de Estado Mayor un cura del país, que durante toda su existencia se había limitado á decir misa los domingos, pasando el resto de la semana en los montes con su escopeta y su perro le permitieron sorprender descuidado al enemigo, obteniendo una victoria ruidosa.
Montaban la guardia en alta mar, más allá de las islas rocosas y desiertas que cierran la bahía de Marsella, aproximándose á los buques para reconocer su nacionalidad, corriendo á todo vapor, con sus melenas de humo horizontales, hacia el punto donde esperaban sorprender el periscopio del enemigo oculto entre dos aguas.
Todo lo cual prueba que nuestros dragones de España han rechazado al enemigo en la carretera de Senones y que éste teme verse envuelto por Schirmeck. Por lo tanto, no comprendo, Catalina, la razón de su inquietud. Y como Hullin la mirase con aire interrogativo, la labradora dijo: Usted va a reírse de mí, pero óigame: he tenido un sueño. ¿Un sueño? Sí; el mismo que tuve en «El Encinar».
Ni por ésas volvió don Quijote; antes, en altas voces, iba diciendo: ¡Ea, caballeros, los que seguís y militáis debajo de las banderas del valeroso emperador Pentapolín del Arremangado Brazo, seguidme todos: veréis cuán fácilmente le doy venganza de su enemigo Alefanfarón de la Trapobana!
Palabra del Dia
Otros Mirando