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Cuando quisimos salir de la torre, grande fué nuestra sorpresa al hallar cerrada la puerta. Al parecer, el joven guardián, ignorando nuestra presencia, había dado vuelta á la llave, mientras nos hallábamos en la plataforma. La primera impresión fué la de la alegría. La torre era decididamente una torre encantada.

Doña Catalina me había dicho que su único objeto al verme, era hacerme trabar conocimiento con Quevedo, y éste me había hablado tan en favor de vuecencia, que me tenía encantada, y me había hecho perder todo recelo.

En aquella encantada morada el suelo es de azafran, el empedrado de perlas y jacintos. Al presentarse en ella el fiel creyente, ofrécense á su servicio diligentes mancebos de sorprendente hermosura, y uno de ellos le conduce las hijas del Paraiso, criaturas etéreas á cuyo solo nombre se extasia el férvido muslim.

Descripcion de la ciudad de los Españoles. Esta ciudad, que llaman la Ciudad Encantada, está en la otra parte de dicho rio grande que he referido, poblada en un llano, y fabricada mas á lo largo que en cuadro, casi en la misma planta que la de Buenos Aires. Tiene esta ciudad muy hermosos edificios de templos, y casas de piedra labrada, y bien tejadas al uso de nuestra España.

Además, ¿no está allí entonces por necesidad? Su mirada, en la que se lee una curiosidad impaciente, está fija en el bolsillo de Juan; y cuando éste saca su cuaderno de música, la joven exhala un gran suspiro, encantada ante la idea de los esplendores que presiente, y junta las manos como una criatura a quien su abuela va a contar una historia. Juan comienza.

Adiós. Vosotros quedaos si queréis.... ¡Jesús! las once y media, no se acaba esto a las dos.... Ana, a quien explicó su esposo el argumento de la segunda parte del drama, prefirió llevar la impresión de la primera que la tenía encantada, y salió con la Marquesa y Mesía. Edelmira se quedó con don Víctor y Paco. Yo llevaré a la niña y usted déjeme a ésa en casa, señora Marquesa dijo Quintanar.

Se fue a la cocina; metió en el gran saco de cuero el hacha encantada, un pan fresco, un pedazo de queso y un cuchillo; se echó el saco a la espalda, y salió andando por el bosque, mientras Pedro lloraba, y Pablo reía, pensando en que no volvería nunca su hermano del bosque del gigante.

Allí abundan, como por toda la ciudad encantada, las obras de su mas distinguido hijo, cuadros del Ticiano: el Verones ha escrito tambien su inspirado nombre en soberbias telas que allí brillan. La fábrica de tabacos, con un espacioso y bello edificio, se halla junto al Campo de Marte, detras de San Nicolas; merece verse; coleccion admirable de mujeres encantadoras, de belleza artística.

Ya puede V. imaginarse que yo iba gozando como los ángeles en el paraíso, y pendiente de los labios de aquella niña, que al referirme todas las nonadas infantiles de su vida, parecía infundir en mi alma encantada la ciencia de la dicha. Sin embargo, no podía desechar cierta vaga inquietud que turbaba mi alegría.

Dios las tendrá escritas... ¡Madre! ¡Quiero estampar aquí tu nombre, una, y otra, y cien veces, madre mia! Cuando niño, encantada en tu cariño, me enseñaste á pronunciarle; hoy, hombre, el hombre adora lo que hablaba el niño.