Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 11 de junio de 2025
Con pocas excepciones se mantuvo dominante el estilo nacional, no obstante el uso que se hizo de dichas combinaciones métricas, y algunas que otras obras que se ajustan más estrictamente á los modelos italianos, son de tan escasa importancia, que pasan casi desapercibidas comparándolas con las casi innumerables, cuya índole y condiciones llevan el sello nacional.
Cuanto perjudicaba á la religión dominante conmovía también en sus cimientos al poder político, y el interés común del monarca y del sacerdocio era tan idéntico, que uno y otro no se paraban en los medios, siempre que el resultado de sus esfuerzos contribuyese de consuno á fortalecer el catolicismo.
Tambien puede haber entre los tales Césares españoles la política natural de no descubrirse á quienes los domine, para que no alteren el modo de gobierno, y leyes municipales entre si acordadas, con que puede ser esten bien hallados: pues la parcialidad entre ellos dominante, mas querrá carecer de las útilidades que les podia proporcionar la sugecion al Rey de España, que decaer de la autoridad, que pueden pensar establecida en su descendencia.
Más alta que su esposo, tenía la mirada dominante y la robustez física que había hecho posibles las heróicas proezas de Agnes Dunbar, de las condesas de Salisbury y de Monfort y de otras damas inglesas que habían demostrado ser tan animosas como sus nobles maridos llegada la ocasión, y poco menos expertas que ellos en el manejo de la espada ó del hacha de combate.
La madre de Nicolasa había sido tremenda, dominante, feroz: una Doña Blanca á lo rústico; mientras que Juana, la segunda mujer del tío Gorico, era la propia dulzura, sometida siempre á su marido, quien á su vez no hacía más que lo que á Nicolasa se le ocurría. Nicolasa lo podía y mandaba todo en casa de su padre, menos impedir que el tío Gorico dejase de beber bebida blanca.
En el tiempo presente se componen unas Lógicas que hablan de todo, en todo se meten, no hay cosa que no censuren, ni Ciencia de que no hagan crítica, porque el gusto dominante es hablar en todas las Ciencias sin entenderlas; pero el que quiere verdaderamente saber, ha de estudiar, y profesar las Artes, mirándolas en sí mismas, y con atencion á los principios fundamentales de cada una de ellas, valiéndose de la Lógica para asegurarse de la verdad, desenredar los sofismas, y distinguir lo opinable de lo demonstrativo.
Gibson, su «mirada cansada, tediosa y hastiada.» Ya en su edad viril, recuérdale el bibliófilo Gowans: «Poe tenía un exterior notablemente agradable y que predisponía en su favor: lo que las damas llamarían claramente bello.» Una persona que le oye recitar en Boston, dice: «Era la mejor realización de un poeta, en su fisonomía, aire y manera.» Un precioso retrato es hecho de mano femenina: «Una talla algo menos que de altura mediana, quizá, pero tan perfectamente proporcionada y coronada por una cabeza tan noble, llevada tan regiamente, que, a mi juicio de muchacha, causaba la impresión de una estatura dominante.
Porque ¿sabe usted cuál es el amor que sugería a usted esa moderación que usted cree inspirada por el amor respetuoso y obediente? ¡El amor dominante, egoísta! ¡Porque, esos placeres, de que usted gozaba, que le hacían prever otros mayores, debían a ella aterrarla!... Ella era también de carne y hueso, y al verse junto a usted se sintió sin fuerzas para resistir a la pasión exigente: ¡después, a solas con su propia conciencia, oyó su voz imperiosa!
La queja de un corazón humano, abrumado de penas, quizás culpable, que revelaba su secreto, cualquiera que éste fuese, al gran corazón de la humanidad, pidiendo su simpatía ó su perdón, á cada momento en cada acento y nunca en vano. Esta nota profunda y dominante, era lo que proporcionaba gran parte de su poder al ministro.
La voluntad era la facultad dominante, característica de su espíritu; todas las demás, el entendimiento, la sensibilidad, la memoria, estaban avasalladas por ella, hasta poder dudarse algunas veces de si existían. Ante el capricho más insignificante, la ternura y hasta el amor maternal huían a esconderse; pero sería injusto afirmar que estaba desprovista de ellos.
Palabra del Dia
Otros Mirando