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Actualizado: 28 de julio de 2025
Las cosas de la industria pertenecían á las mujeres. ¿Cómo podía interesar á los hombres un armatoste metálico?... En cambio, las muchachas de la Guardia sentíanse atraídas de un modo irresistible por este objeto enorme y desconocido. Al verlo, latían en su interior confusos instintos, y fué tan fuerte su curiosidad, que hasta olvidaron la disciplina.
Sola en la escuela y sentada con la mejilla descansando en su mano, los ojos medio cerrados, mecíase en uno de aquellos ensueños a que, con peligro de la disciplina escolar, se entregaba tan a menudo, desde no hacía mucho tiempo.
Esta actitud de respeto es conveniente al covachuelista, mantiene la disciplina en un Estado bien organizado, y me garantizaba el descanso de los domingos y días festivos, el uso de alguna ropa blanca y veinticinco duros al mes. No puedo negar, a pesar de todo, que yo no tuviese ambiciones, como lo reconocían sagazmente la viuda de Marques y el pedante de Conceiro.
Las profesiones instruidas, que en la civilización moderna ascienden a 57, según el cómputo de Hubbard, sólo llegaban a tres en la civilización cristiana: predicador, abogado y médico. Aún en el siglo XVII, las materias que se enseñaban en los seminarios a los confesores de los reyes y directores de la sociedad eran: Teología Moral, Liturgia o Ritos y Disciplina Eclesiástica.
Estos bretones, acostumbrados á la disciplina y la sobriedad de otros buques, admiraban los fueros extraordinarios del cocinero, que podía mostrarse generoso lo mismo que un capitán.
Los derechos señoriales y feudales de nuestros abades son muy posteriores á la época por cuya zona discurrimos; al paso que los abades franceses, italianos y alemanes, ya entonces habian comenzado á adquirir aquella prodigiosa influencia, que despues desde el siglo X fué la causa principal de la decadencia de la disciplina monástica.
Pignorate me dijo que iba a meter a un muchacho en la cárcel, pero ya verás como no lo consienten sus padres. Vamos, qué tenéis una sociedad para prestar a menores y luego... lo arreglan sus familias. Así, tan crudo... no; pero el que quiera dinero para vicios que lo pague... ¿Y después? Me metí en el Congreso. Tenía que votar con el gobierno, por pura disciplina, una gran picardía.
Aquel carácter tétrico, compuesto de orgullo y tenacidad, endurecido más por el tedio, la desconfianza y la lesión hepática, necesitaba manifestarse en una acción propia y libre. La disciplina había concluido para él. Sonaba en la historia la trompeta lúgubre de las guerrillas. El feroz soldado de partidas la oía resonar en su alma solitaria y sombría, y marchaba sin saber adonde ni por donde.
Soldado reenganchado, uncido en sus mejores años al férreo yugo de la disciplina militar, se convenció de la ociosidad de la palabra y necesidad del silencio. Calló primero por obediencia, luego por fatalismo, después por costumbre.
La disciplina les hacía acatar las órdenes de Ferragut, pero se adivinaba que para ellos su mando no pasaba de ser una simple delegación, y que el verdadero jefe de á bordo era el conde. La goleta pasó á la vista del archipiélago de Lípari; luego, torciendo el rumbo hacia el Oeste, siguió las costas de Sicilia desde el cabo Gallo al cabo de San Vito.
Palabra del Dia
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