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Actualizado: 7 de mayo de 2025
Pues bien, repentinamente, cuando menos podía pensarse, el conde cometía el absurdo de alzarse distraídamente de la silla, bostezar y marcharse a hacer solitarios a un rincón de la mesa. Por su parte Fernanda caía en idénticas flaquezas, poniéndose a charlar animadamente con el chico del regente de la audiencia sin dirigir una mirada a su novio.
Y Rafael, insensible al ambiente de indignación que se formaba en torno de él; sin dignarse siquiera dirigir una palabra, una mirada a la pobre Remedios que, cabizbaja como una cabrita enfurruñada, parecía llorar el recuerdo de aquellos paseos regocijados bajo la vigilancia de doña Bernarda. El diputado no veía nada fuera de la casa azul; le cegaba su felicidad.
El pobre don Cayetano era hombre de algún talento para ciertas cosas, para lo formal, para las superficialidades de la vida mundana; pero ¿qué sabía él de dirigir un alma como la de aquella señora? Don Fermín no perdonaba al Arcipreste el no haberle entregado mucho antes aquella joya que él, Ripamilán, no sabía apreciar en todo su valor.
Tal vez aceptase lo de dirigir la novillada. Ya se decidiría más adelante: quedaba mucho tiempo hasta el invierno. Una tarde, al anochecer, el espada, entrando en la calle de Alcalá por la Puerta del Sol, dio un paso atrás a impulsos de la sorpresa. Una señora rubia bajaba de un carruaje a la puerta del Hotel de París... ¡Doña Sol!
Para dirigir el juicio con acierto en las opiniones conviene distinguir las cosas de hecho y las de doctrina. Llamamos cosas de hecho las que son, han sido, ó han de ser, así en lo Físico, como en lo Moral, de manera, que lo que se busca en ellas es, si exîsten, han exîstido, ó han de exîstir.
Tratar un marido á su mujer con melifluidades de esas que sólo se ven en los amantes de comedia, era envilecerla, igualarla con las que viven del pecado. La esposa cristiana había de ser casta en el pensamiento; cuidar de la salud material y moral del esposo, aconsejarle el bien y dirigir el hogar. Más allá sólo iban las mujeres perdidas.
Es necesario destruir los abusos de la administracion; desplegar una actividad que hasta ahora no se ha conocido, promover el remedio de los males que aflijen al estado; excitar y dirigir el espíritu público, educar al pueblo, destruir los enemigos y dar nueva vida á las provincias.
Para todo adelanto sólido y estable, conviene desarrollar al hombre noble, y sujetar y dirigir al ignoble, con la firmeza de la volundad. Quien se ha dominado á sí mismo domina fácilmente el negocio, y á los demas que en él toman parte.
En su egoísmo infantil de hombre sano y musculoso, había llegado a considerar a su cuñada como un ser pasivo, razonable y frío, admirable para aconsejar y dirigir a los demás, un ser superior, si se quiere, pero incapaz de sentir aquellas cóleras, aquellas alegrías, aquellas pasiones insensatas que alteraban a los caracteres débiles como el suyo.
Guillermo, prisionero de Gessler, á bordo de una barca, algunas horas despues de la terrible prueba de la manzana, logró, gracias á una súbita borrasca, que se le desliase para dirigir la embarcacion.
Palabra del Dia
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