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La ciudad ha ido extendiéndose en todas direcciones hasta tocar con los distritos vecinos de las colinas, abarcar toda la angosta lengua de tierra que desde Croix-Rousse se prolonga al sur hasta la confluencia de loe rios, y confundírse al fin con los distritos importantes y muy nuevos de la Guillotière y Broleaux, tendidos en la llanura á la márgen oriental del Ródano.

Las iba eligiendo de un lado y de otro, parándose a veces a reflexionar delante de algunas, y dejándolas intactas para ir en seguida hacia otras y volver más tarde a las primeras, dando un sinfín de vueltas en todas direcciones con paso vacilante.

. ¿Y qué es la terminacion? ¿No es la misma limitacion? Luego lo esencial de la idea de extension, á saber, direcciones y limitabilidad, permanecen siempre inalterables. Esta fijeza intrínseca es indispensable para la ciencia: lo mudable, puede ser objeto de percepcion, mas de percepcion científica. II. Cap.

En llanuras tan dilatadas, en donde las sendas y caminos se cruzan en todas direcciones, y los campos en que pacen o transitan las bestias son abiertos, es preciso saber seguir las huellas de un animal y distinguirlas de entre mil, conocer si va despacio o ligero, suelto o tirado, cargado o de vacío. Esta es una ciencia casera y popular.

Es evidente que si prolongamos esta línea hasta lo infinito, en direcciones opuestas, el número de los piés será en algun modo infinito; pues que se supone que el pié se repetirá infinitas veces: la expresion del número de los piés será la de un valor infinito. Ahora digo que este número no es infinito; porque hay otros mayores que él.

Las aguas, encajonadas entre las numerosas islas del archipiélago griego, se retorcían en opuestas direcciones, exasperándose al chocar contra los acantilados de las costas, con una violencia de retroceso que se convertía en furioso oleaje.

Al recorrer la ciudad en todas direcciones y visitar algunos almacenes de bordados y objetos artísticos, nos parecia que íbamos á encontrar muchedumbres de obreras trabajando en esos bordados y preciosos encajes, que ostentan con vanidad las damas elegantes de Paris, Lóndres ó Viena. Nada de eso.

La presencia de don Marcos con una espada en cada mano turbó sus reflexiones y paseos, dejándolos inmóviles. El coronel miró al cielo, luego dió varios pasos en distintas direcciones, para evitar que uno de los contendientes quedase colocado frente al sol. Finalmente clavó en tierra con fiereza una de sus espadas.

Aleteaban lo mismo que enormes libélulas; abríase su tropa en varias direcciones formando abanico, y así volaban a gran distancia a ras del Océano, trazando sobre él restos y sutiles surcos, hasta que el cansancio de la fuga los obligaba a sumergirse otra vez.

El batallar continuo, la vista de la sangre, la irritación por el hermano muerto, inerme, exaltaban esos organismos morales hasta la locura. Bolívar hace sus tres campañas fabulosas y a lomo de mula recorre Venezuela en todas direcciones, hace varias veces el viaje de Caracas a Bogotá, de Bogotá a Quito, al Perú, ¡a los confines de Bolivia!