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Actualizado: 21 de julio de 2025
Después mandó traer a tierra un centenar de botellas vacías, que hizo reducir a cascos, los cuales esparció alrededor de los toldos de trépang. Aquellas puntas agudas y cortantes eran un serio obstáculo para los pies desnudos de los antropófagos.
Iba a salir el enemigo: ¡atención!... Empuñó la escopeta para hacer fuego apenas se mostrase el extremo del arma enemiga; pero quedó inmóvil y confuso al ver que era una falda negra rematada por unos pies desnudos dentro de viejas alpargatas, y sobre esto un busto mísero, encorvado y huesudo, una cabeza cobriza y arrugada, con sólo un ojo, y ralos cabellos grises que dejaban brillar entre sus mechas el barniz de la calvicie.
De tiempo en tiempo se aperciben tambien sobre el ribazo algunos carpinchos y caimanes que salen fuera del agua. Los bordes de este rio, que es bastante anchuroso, están desnudos de arbolado hasta llegar á su confluencia con el riachuelo del Guacaraje, por el cual se suben tres leguas hasta el puerto de Concepcion, situado sobre la ribera.
El sol de Junio alumbraba y quemaba en la plaza a unos cuantos niños medio desnudos que jugaban arrastrándose por el suelo. Andrés la atravesó lentamente, como quien marcha a la ventura, y fue a salir por el extremo opuesto de la aldea. Allí se abría una cañada que iba a la montaña, por donde bajaba un arroyo tributario del río de las Brañas.
Aquellos pies desnudos eran para ella la desnudez de todo el cuerpo y de toda el alma. «¡Ella era una loca que había caído en una especie de prostitución singular!; no sabía por qué, pero pensaba que después de aquel paseo a la vergüenza ya no había honor en su casa.
Los restantes salieron del tejar, sin tener tiempo mas que para colocarse las cartucheras, tomar el fusil e ir a ponerse en filas, completamente desnudos en la nieve como verdaderos salvajes.
En las orejas, unas gruesas arracadas de oro, en forma de tubos de órgano, que caen hasta la mitad de la mejilla. Los vestidos de larga cola y cortos por delante, dejando ver los pies... siempre desnudos.
Avanzaba el «paso» de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, una pesada plataforma de labrado metal, con faldas de terciopelo negro que rozaban el suelo, ocultando los pies de los veinte hombres sudorosos y casi desnudos que marchaban debajo sosteniéndola.
Era la misma gárrula, las mismas gesticulaciones, las mismas amenazas bestiales e inofensivas del arrabal de Santiago; pero mucho más tumultuosas. A veces, al pasar junto a una ventana, Ramiro escuchaba el rumor de una zambra, y su imaginación evocaba, a pesar suyo, los pies desnudos de Aixa, haciendo martillar las ajorcas, su boca pintada y sus pestañas cargadas de amor y de hechizamiento.
Don Marcos vió á los dos hombres frente á frente, desnudos de cintura arriba, brillándoles los bustos con la humedad de la reciente frotación, cimbreando en sus manos unos sables con filos de navaja de afeitar. «¡Adelante!» Alguien dirigía el combate. «¡Pero esto es una barbaridad! pensó el español . Estos hombres son unos salvajes.»
Palabra del Dia
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