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Actualizado: 14 de mayo de 2025


Pero seguramente algo ha llegado hasta la fisura a que el hombrecillo se adhiere desesperadamente. Después de ocho años de abstinencia, ¿qué molécula de cocaína no enciende un delirio de fuerza, juventud, belleza? El sepulturero fijó sus ojos a la órbita de la calavera, y no reconoció al hombrecillo moribundo. En el cutis, firme y terso, no había el menor rastro de arruga.

Al ver que los hechos no correspondían a sus esperanzas, tornábanse hipocondríacos y desesperadamente fanáticos, creyendo sus fracasos castigos de Dios y entregándose a una devoción cruel para aplacar a la Divinidad.

Cada piedra se la pagaban echando un pescado más en la caldera; pero como los cocineros vivían de la misma alimentación del gigante, ésta experimentaba considerables mermas. Gillespie, acostumbrado á las abundancias de su primer alojamiento, debía sufrir hambre. ¡No poder hacer yo nada por él! murmuraba el profesor desesperadamente.

Y con temor supersticioso trataba desesperadamente de retardar el desenlace fatal, como si la vida de la una estuviese ligada al amor del otro y debiesen confundirse sus últimos suspiros.

Su energía, en una tensión exagerada desde hacia tantos días, semanas y meses, amenazaba con quebrantarse en el momento decisivo. Estaba en una de esas horas de angustia física y moral en las que el alma y el cuerpo se derrumban vencidos y claman desesperadamente en las tinieblas en que se agitan, como el Cristo en el huerto de las Olivas: «¡Señor, aparta de este cáliz

Daba entratanto el miserable horrendos gemidos y suspiros maldiciendo su desventura y lamentándose desesperadamente.

¡A los remos, Horn! exclamó el Capitán, descargando su fusil en medio de la banda de cocodrilos. El piloto, el chino y Hans se pusieron a remar desesperadamente dirigiendo la chalupa hacia la orilla izquierda, mientras Cornelio y el Capitán, por medio de frecuentes disparos, mantenían lejos a los saurios, los cuales no parecían ya muy dispuestos a seguir atacando.

El desgraciado chino, casi sofocado, pálido como un muerto y con los ojos fuera de las órbitas, agitaba desesperadamente el brazo que le quedaba libre, haciendo por agarrar la cabeza del reptil, que tenía la bifurcada lengua fuera de la boca.

Pero, hombre, ¿la quiere usted más dentro del teatro todavía? dijo Romadonga sacudiendo la cabeza desesperadamente. Mientras una cruel pulmonía postraba en el lecho a Mario, su nombre corría por la prensa periódica, era objeto de apasionadas discusiones. El fallo del jurado, en lo que a él se refería, fue condenado como injusto por varios críticos.

Entonces volvió a gritar desesperadamente a Graciana y, creyéndose orientado por un momento, atropelló en la dirección en que él creía que estaba el cuarto de la niña; pero, no bien había dado tres pasos, cuando recibió un terrible golpe en la frente que le hizo retroceder; había dado contra la puerta opuesta.

Palabra del Dia

bagani

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