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Si dudamos de la existencia del mundo exterior que nos presentan los sentidos, podremos apelar al enlace de las sensaciones con causas que no están en nosotros, y así sacar por demostracion las relaciones de las apariencias con la realidad; mas para esto necesitamos las ideas de causa y efecto, necesitamos la verdad, algunos principios generales, como por ejemplo que nada se produce á mismo, y otros semejantes, y sin ellos no podemos dar un paso.

Este es por esencia una cantidad sucesiva, fluyente; no se la puede sorprender en su actualidad; porque esta es siempre divisible, y toda division en el tiempo constituye pasado y futuro: lo cual es una demostracion de que el tiempo es una pura relacion, y de que en cuanto está en las cosas, solo expresa ser y no ser. 1.º Antes de la creacion del mundo, ¿cuánto tiempo habia trascurrido? ninguno.

Representemos los seres sucesivos del universo por la serie ... A, B, C, D, E, ... y los tiempos en que existen, por la serie ..... a, b, c, d, e, ... Segun la demostracion que examinamos, ningun término ha podido comenzar, sin que le haya precedido otro; por manera que el D, comenzado, significa lo mismo que el D, precedido.

El rey Don Jaime para cumplimiento de su promesa, envió su embajada á la república de Génova, significando el sentimiento grande que habia tenido de la prision de Berenguer, uno de sus mayores y mas principales vasallos; y que esto habia sido contravenir á los tratados de paz, si con sabiduría de la señoria se hubiese ejecutado; que les pedia pusiesen en libertad á Berenguer, y le diesen satisfaccion del daño que habia recibido, porque de otra manera no podia dejar de hacer alguna demostracion.

Lo que haces es ceder á un hecho, á una necesidad íntima que te fuerza á creer que piensas, que sientes, que te parece tal ó cual cosa; pues bien, igual necesidad hay en el enlace del objeto con la idea, igual necesidad te fuerza á creer que lo que evidentemente te parece que es de tal ó cual manera, es en efecto de la misma manera; ninguno de los dos casos admite demostracion, en ambos hay indeclinable necesidad; ¿dónde está pues la filosofía cuando tanta diferencia se quiere establecer entre cosas que no admiten ninguna?

Si la demostracion de la veracidad y de la existencia de Dios la sacamos de las ideas de los seres contingentes y necesarios, de efectos y causas, de órden y de inteligencia, tropezamos otra vez con el mismo obstáculo, y todavía no sabemos cómo hacer el tránsito de la idea al objeto. Cavílese cuanto se quiera, nunca saldremos de este círculo, siempre volveremos al mismo punto.

Véase, pues, en esta lijera demostracion comprobado satisfactoriamente el aserto sentado en un principio, á saber: que si en el folleto no hay una segunda intencion, hay por lo menos sobradísima ignorancia; concediéndole sin embargo á su autor la mejor buena fe y el mas vivo deseo por la prosperidad de esta nuestra patria.

La razon de que esta se exceptúe es que en ella, si bien no cabe demostracion, hay sin embargo vision clarísima de que el predicado está contenido en la idea del sujeto; pero en los demás casos no hay ni la demostracion, ni esa vision: el hombre asiente por un impulso natural; cuando se le objeta algo contra su creencia no llama la atencion sobre el concepto, como sucede en la evidencia inmediata; se halla completamente desconcertado, sin saber qué responder; entonces aplica á la objecion, no el nombre de error ni de absurdo, sino de despropósito, de cosa contraria al sentido comun.

Parece pues que esta línea es infinita en toda la propiedad de la palabra; porque no habiendo medio entre lo finito é infinito, y no siendo ella finita pues que acabamos de demostrar que es mayor que todas las finitas, habrá de ser infinita. La demostracion anterior parece que nada deja que desear; no obstante, hay tambien en contra de la infinidad de dicha línea una razon concluyente.

Un poquito de afición... lo demás que dicen de es mentira. La escopeta estaba oculta bajo las tejas; el hurón dormía en el doble fondo de una caja cubierta de guiñapos, respirando por los agujeros abiertos en la madera. Cuando se presentaba Maltrana, su amigo el Mosco, como una demostración de gran confianza, le enseñaba la bicha, la joya de la casa, lo que más amaba.