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Actualizado: 1 de junio de 2025
Conozco el procedimiento había dicho Maltrana al oírle por vez primera . Es el mismo de las tribus antropófagas. Le dieron a usted alimento, le dejaron tranquilo para que echase caries, y cuando estuvo a punto, ¡zas! el degüello y banquete canibalesco.
Lo único que conseguiréis si dáis con ellos será el degüello de la mitad de vuestra gente y la perspectiva, para los que sobrevivan, de ser vendidos como esclavos y pasar la vida remando en galeras piratas ó moras.
Todo lo que pudo saber era que se encontraron pasquines en las puertas de la Universidad, pasquines que el Vice Rector mandó arrancar para enviarlos al Gobierno Civil. Decían que estaban llenos de amenazas, degüello, invasion y otras bravatas. Sobre este hecho hacían los estudiantes sus comentarios. Las noticias venían del conserje, éste las tenía de un criado de Sto.
Aquellas gentes pedían la República, eran de la Repartidora, como ella decía; al paso que marchaban las cosas, no tardarían en triunfar, y entonces vendría el saqueo de la casa; tal vez el degüello de ella y su hijo. ¡Déjalos, mujer! decía el caído cacique con burlona sonrisa No son tan malos como crees. Que sigan cantando su Marsellesa y dando vivas, ya que con tan poco se contentan.
El desgraciado había recibido una terrible herida en el vientre, y falto de palabra para expresar su padecimiento, bramaba, aspirando con ansia el aire inflamado, sacudía el cuello; parecía dar a entender que hallando un charco de agua en que remojar la lengua, sus dolores serían menos vivos, y al fin se abandonó a su suerte, tendiéndose sobre el campo, indiferente al ruido del cañón y al toque de degüello.
Las dos hermanas, inclinadas y recogiéndose las faldas entre las piernas para evitar rozamientos con el suelo grasoso , contemplaban atentamente el degüello, contaban las convulsiones de la agonía y seguían las últimas gotas de sangre desde que asomaban a la herida, erizada de pelos coagulados, hasta que caían en una cazuela. Este trabajo ponía alegre a Nelet y excitaba su jocosidad brutal.
Es indudable que el exaltado Rufete ocupó el que por sí mismo eligiera en lo más crudo del degüello, es a saber, la alcantarilla. Faltara a todas las exigencias de la Historia el buen Cordero, si omitiera lo que se dijo de envenenamiento de aguas, y la parte que tuvo en esta brutal creencia la bendita y entonces malhadada tierra de San Ignacio.
Palabra del Dia
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