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Actualizado: 5 de octubre de 2025
La obra era una revista, manojo de desvergüenzas mal escritas, adornado con música populachera de aires franceses disfrazados a la chulesca. La esperanza del éxito estaba fundada en media docena de decoraciones y en los trajes de las actrices, o, más claro, en la poquísima ropa que habían de ponerse.
CAPÍTULO VII. Decoraciones y tramoyas de los teatros españoles. Trajes. Aparato escénico en la representación de autos. Prohibición de espectáculos teatrales en 1598. Su derogación en 1600. Noticias particulares de los teatros de esta época.
El drama de Bolívar se compone, pues, de otros elementos de los que hasta hoy conocemos; es preciso poner antes las decoraciones y los trajes americanos, para mostrar en seguida el personaje.
Harto difícil y muy raro es el mencionado triunfo; de suerte que la mayoría de los extranjeros que van a París, sobre todo si son portugueses, españoles o hispano-americanos, a fin de gozar en París de algo más que de aquello que se paga, forman sociedad aparte, y son como una colonia, y están como en un teatro, cuyas magníficas decoraciones son la gran ciudad de las orillas del Sena, pero entre cuyos personajes apenas hay un francés de cierta importancia, a no ser alguno que por curiosidad cruce el escenario de pasada y tome parte en la acción sin premeditarlo y casualmente.
Navarro, según indica la vaga expresión usada en el Viaje entretenido y en el Catálogo Real de España, inventó los teatros, esto es, la maquinaria, escenario y decoraciones movibles, aunque todo ello imperfecto y grosero . Algo más explícito es Cervantes acerca de este punto.
Añaden que la decoración del teatro, para ser lo que debe, ha de elegirse con cuidado, atendiendo á la función que se ha de representar; si la escena es el campo, ha de haber árboles; si poblado, casas, y de esta suerte deben variar también las decoraciones.
Descansaba en ciertas barcas, y fueron innumerables las luces, telones, máquinas, entrebastidores y decoraciones que se emplearon. El coste fué exorbitante y las pérdidas mayores, porque en lo mejor del espectáculo sobrevino una tempestad horrorosa, que destrozó en un instante las máquinas, derribó los pilares, se llevó los telones y puso en grave riesgo á los espectadores .
Pero la educación del semblante no basta: la distancia que separa al escenario de las butacas, la riqueza de las decoraciones, y más que nada, el resplandor de la batería «comen» mucho; es decir, merman la importancia de las figuras, las empequeñecen y emborronan, y de ello ha nacido el maquillaje ó arte de fortalecer ó «abultar» las expresiones, de modo que éstas puedan llegar al público en su absoluta intensidad y pureza.
Arreglado ya lo que cada uno saca, se conviene en que las decoraciones harán efecto, porque se han anunciado como nuevas: la del pabellón de la Expiación, en poniéndole cuatro retratos, es romántica enteramente, y si se añaden unas armas, no digo nada; un gabinete de la Edad Media; la de tal otra comedia, en abriéndole dos puertas laterales, y en cerrándole la ventana, es el cuarto de la dama.
De aquí no escaso desorden en la representación de las obras dramáticas, sucediendo que ciertas decoraciones se empleaban en casos determinados, por el solo motivo de que agradaban y estaban á mano, aunque no fuesen necesarias; mientras que en otros, en que no había el aparato escénico conveniente, se acudía, contra lo regular y esperado, á la imaginación de los espectadores.
Palabra del Dia
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