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Actualizado: 19 de julio de 2025
Pero, aunque las declaraciones del viejo criado eran demasiado incompletas y confusas para que pudieran servir de base a una acusación, bastaron para herir a Gertrudis presentándola a los ojos del mundo como una criminal. Cuanto más prescindía ella de toda sociedad, cuanto más decididamente cerraba la puerta del molino a los extraños, más extravagantes eran los rumores que corrían sobre ella.
Aquel acusado era de los «teóricos»: aparecía en las declaraciones de los testigos sin intervención directa en los hechos de fuerza y reprobándolos en sus predicaciones; pero no había que olvidar que era uno de los principales propagandistas del anarquismo, y que había pronunciado discursos en todas las sociedades obreras frecuentadas por los autores de los atentados.
Las confidencias de la hermosa dama se prolongaron largo rato. Recordaba sus tiempos de niña, cuando contaba a su madrastra las declaraciones de amor que le habían hecho en el baile de la noche anterior y le leía los billetitos que le remitían sus adoradores. Aquel retorno a los tiempos pasados la hacía feliz.
Y ella lo sabía la muy mimada, y sin embargo se hacía la inocente, y las declaraciones más ardientes, los piropos más expresivos y más achicharradores, apenas le arrancaban como contestación un: ¡Puerco!... ¡Cochino!... ¡Qué más se quisiera!... ¿Quiere ver que llamo a me tatas?
Sus declaraciones me salvaron; no digo yo que de una acusación en regla, pero por lo menos de muchas impertinencias y molestias. A fuerza de súplicas logré que aquellos señores entraran en mi casa y esperasen la llegada del juzgado, que se presentó a las dos de la madrugada.
Los periódicos republicanos, orleanistas y bonapartistas que me acusaban de reaccionario, acogieron mis declaraciones con entusiasmo, y M. Lainé y M. Royer Collard reconocieron en ellas a su discípulo.
Don Casimiro había estado, antes del noviazgo con Clara, en un largo período de coqueteo con Nicolasa, la cual, con exquisita circunspección, había sabido ir templando y moderando la máquina de los efectos, á fin de no precipitar al hidalgo en declaraciones y demostraciones tales, que no tuviesen ya más salida que la de ponerle en la disyuntiva de prometer boda ó de abandonar la empresa.
Y, sin embargo, por una fatalidad que nos cuesta tantas lágrimas, siempre van dirigidos los más grandes tesoros de amor á las personas que menos los merecen. No, por Dios; no me llame usted ingrato respondió Lázaro, viendo que era ya imposible evadirse á las declaraciones que la teóloga exigía de un modo tan apremiante. Yo no soy ingrato, y menos con usted, que tan bondadosa ha sido conmigo.
Paqui dice que sabe estan los españoles en aquella isla, y dá muchos detalles, los que concuerdan con las exposiciones precedentes. Todos los citados son entre ellos personas de suposicion, para formar total concepto de la verdad que expresan, especialmente combinandose sus declaraciones, como tambien las de otros indios pobres, y de poca autoridad.
No, no... ya no es tiempo... No hay más que inclinarse ante las declaraciones oficiales... Pero hace usted mal en tratarme como a una cantidad despreciable, se lo aseguro. Nada más lejos de mi pensamiento. ¿Qué me hubiera usted dicho, señora, antes de las declaraciones oficiales? Le hubiera dado a usted acaso algunas indicaciones útiles... con arreglo a ciertas observaciones... ¿Quién sabe?
Palabra del Dia
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