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Actualizado: 7 de junio de 2025


Poniendo término a la cuestión de si Pizarro supo o no firmar me decido por la negativa, y he aquí la razón más concluyente que para ello tengo: En el Archivo General de Indias, establecido en la que fué Casa de Contratación en Sevilla, hay varias cartas en las que, como en los documentos que poseemos en Lima, se reconoce, hasta por el menos entendido en paleografía, que la letra de la firma es, a veces, de la misma mano del pendolista o amanuense que escribió el cuerpo del documento. «Pero si duda cupiese añade un distinguido escritor bonaerense, don Vicente Quesada, que en 1874 visitó el Archivo de Indias , he visto en una información, en la cual Pizarro declara como testigo, que el escribano da fe de que, después de prestada la declaración, la señaló con las señales que acostumbraba hacer, mientras que da fe en otras declaraciones de que los testigos las firman a su presencia».

D. Nicolás Fernández de Moratín, en 1770, llevó á las tablas su tragedia Hormesinda, la primera española con forma francesa que se representara; su hijo, al hablar de la obra del padre, declara que es más digna de alabanza por algunas buenas imitaciones de Virgilio, que se observan en ella, que por el mérito dramático de su fábula.

Pamphilo declara su amor á Galatea, que no parece oponerse á él, aunque no pueda hablar de este punto mucho tiempo, porque la celan cuidadosamente sus padres, y no le es posible faltar de su casa.

Es la actriz universal declara su biógrafo Mirecourt, á cuyo genio se avienen todos los papeles, como á su cuerpo se acoplan todos los trajes. Este rasgo último constituye el mérito capital de su arte.

Pues ¿y el árbol? Está formado de ramas de encina y cedro. El solícito amigo de la casa que lo ha compuesto con gran trabajo, declara que jamás salió de sus manos obra tan acabada y perfecta. No se pueden contar los regalos pendientes de sus hojas. Son, según la suposición de un chiquitín allí presente, en mayor número que las arenas del mar.

Semejante prueba de su ligereza trastorna al Marqués por completo; descúbrese, pues, y quiere despedirse para siempre, maldiciendo la frivolidad de las mujeres, hasta que la Princesa le declara que tiene conocimiento de su disfraz, y que en este supuesto pudo hacerle, sin deshonrarse, las proposiciones anteriores, puesto que á una intriga debía contestar con otra.

Todo lo que el autor anónimo nos declara que hay ahora de malo en la Compañía, pudo existir y existió probablemente en ella, hasta cierto punto, desde su origen.

Seguro estoy de que sigilosamente y al oído, para no delatar á nadie, sin suficientes pruebas, no nos declara, ni el más zahorí en estos asuntos, dónde están veinte millones siquiera, el tercio de los sesenta que de Cuba han de haber venido á la Península. Los doscientos millones, pues, ó no se le quitaron al Tesoro ó casi todos ellos se quedaron en Cuba. Pretende el Sr.

Los Oficiales reales se opusieron, pretendiendo que eran del Rey; y habiéndose formalizado auto, he visto la sentencia que falla injusta la pretension de dichos Ministros, y declara dueño de los baguales al que los pilláre.

Tal es el Dios que habla con el Sr. Gener y que le declara que no es para nosotros ni salvador ni providente. Nuestra eficaz salvación y nuestra verdadera providencia está en nosotros mismos. A nosotros nos incumbe, según asegura el Sr.

Palabra del Dia

vorsado

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