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Actualizado: 24 de julio de 2025
Ha de entenderse además que los crímenes y los horrores representados en una obra poética no deben tomar la apariencia o semejanza completa de los sucesos reales, como pretende hoy lo que llaman naturalismo. El deleite estético no se daría entonces.
Aparece, en cambio, la evidencia moral y consoladora de no empecer á la execración perpetua del mayor de los crímenes la compasión del delincuente, y de cumplirse en todos los tiempos la sentencia que la pluma del Peregrino mismo dejó escrita. El traidor es limón que, una vez exprimido, se arroja.
Hoy la Torre de Londres no es una fortaleza, sino apenas un museo de guerra, es decir, el museo de la muerte; ó sea una lápida de la tumba de ocho siglos de violencias, de crímenes y de gloriosas revoluciones tambien. Una dé las torres se llama la sangrienta: fué en su recinto donde tuvo lugar el horrible asesinato de los hijos de Eduardo IV, en 1488.
Fortunata le miró de un modo que le hizo callar... «¡A buenas horas y con sol! quería decir aquella mirada . Después que hemos cometido todos los crímenes, ahora salimos con escrúpulos... Y yo pago la falta de los dos...».
Después caíamos a esta ciudad de Lima, a consumir en los vicios el fruto de nuestros crímenes... Mucho más pudiera decir, sino que no es la ocasión. Rosa suspiró; y el novicio, pasándose la mano por el rostro, alzó la cabeza y prosiguió su relato: ¡Oh alta potencia de Dios, y por cuántos medios mandas la luz a las almas hundidas en la tiniebla!
Cuando vió cómo el presidente de la gran República americana protestaba del torpedeamiento de los buques indefensos, de los crímenes de los submarinos, acabando por declarar la guerra al Imperio alemán, don Marcos afirmó con un balbuceo de confesión: Ese Wilson... ese Wilson es una persona decente. Para él, era imposible decir más.
Así saldrá ella dijo la marquesa . Don Federico, ya veréis algo parecido a Bertoldo. Puesto que mi prima quiere algo bueno y sencillo; mi tía algo moral, sin pasiones, flaquezas, crímenes ni textos de la Escritura, y mi prima Rita algo festivo, voy a tomar por asunto la vida honrada y moral de mi tío el general Santa María.
Para que el lector pueda comprender toda la importancia que tenía para Jacobo aquella entrevista, preciso es ponerle en aquellos antecedentes que el tiempo y la casualidad han suministrado hasta hoy, haciendo alguna luz en las tinieblas que rodean a crímenes todavía impunes y a intrigas no del todo desenredadas.
Y en todo caso las encargaban sumamente, que no confesaran estos delitos a Sacerdote alguno, añadiendo blasfemos, que para estos crímenes contra la fe no había sigilo de confesión, sinó que luego los delataban al Tribunal.
Mutatis mutandis, puede decirse que el hijo de Salomé pensaba como el campanero de marras, proponiéndose honrar con crímenes la memoria de su madre. Gozaba Lima de aparente tranquilidad, pues ya se empezaba a sentir en la atmósfera olor a chamusquina revolucionaria, cuando de pronto cundió grave alarma, y a fe que había sobrado motivo para ella.
Palabra del Dia
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