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Actualizado: 1 de mayo de 2025
A veces traíamos los fondos lavados y nos encontrábamos que, después de un largo viaje, el cobre de la quilla y de las partes próximas estaba limpio como el oro; otras veces, en cambio, se hallaba cubierto de algas y había que limpiarlo. Si contábamos con tiempo, buscábamos un sitio tranquilo y desierto, hasta encontrar un buen agarradero para anclas.
Al otro día, que contábamos ocho, pasearon las calles ordinarias, montados en sus jumentos, con coroza, y espaldas desnudas los cinco condenados a azotes, que les asentó según dicen, con poca piedad el verdugo.
María Valdivieso, con su falta de tacto acostumbrado, inclinóse hacia Currita como para quitarle una pelusilla que desperfeccionaba el complicado lazo de las bridas de su sombrero y le dijo muy bajo: ¿Eh?... ¿Qué tal?... Con esta prójima no contábamos... ¿Te inquieta?...
La produccion de loza fina es considerable, y se hace notar bastante la de pieles curtidas, que imitan los bellos tafiletes y cueros marroquíes. Sevilla, como centro agrícola de la baja Andalucia, hace fuertes exportaciones de aceite y vinos, y centraliza grandes valores en granos y frutas de todas clases. No contábamos con mucho tiempo para hacer un estudio detenido de Sevilla.
Se dan dos sueldos a un mendigo de blusa, diez al que viste de americana, cien al de levita; calcule usted lo que conviene ofrecer a los que mendigan en coche de cuatro caballos. ¿Quiere ir usted a ver lo que pide? ¡Diablo! Usted me ha contratado por meses; no contábamos las visitas. El doctor se hizo llevar a casa de la señora Chermidy. Cuando entró, estaba en escena.
Porque no hay duda que vamos a quedar por ello pobres durante todo el año, ya que sólo contábamos con la suma que se ha perdido. ¡Hágase la voluntad de Dios! Admiro la calma de mi marido después de semejante contratiempo; él sufre, sin embargo, por mis hijos y por mí; pero exteriormente, es decir, en cuanto no nos hiera materialmente a nosotros, es un hombre de bronce.
Y llegamos, antes aún de lo esperado; y todas las gentes que nos encontraban al acercamos al pueblo, presumían, por el aire que llevábamos, que habíamos hecho alguna muy gorda; pero cuando les contábamos la verdad, no la creían. ¡Tan bestialmente gorda la consideraban, con muchísima razón!
Por junto, si no me engaño, eran cosa de cinco millones de pesos, como quien no dice nada, y además traíamos pieles de lobo, lana de vicuña, cascarilla, barras de estaño y cobre y maderas finas... Pues, señor, después de cincuenta días de navegación, el 5 de Octubre, vimos tierra, y ya contábamos entrar en Cádiz al día siguiente, cuando cátate que hacia el Nordeste se nos presentan cuatro señoras fragatas.
Otros chicos, en general los de familias terrestres o terráqueas, como dicen algunos en Lúzaro, tenían más afición a ir al juego de pelota; nosotros, los de familia marinera, entre los que nos contábamos Recalde, Zelayeta y yo, nos acercábamos al mar.
Con esto, nos contábamos cien mil niñerías y acaecimientos de nuestros vecinos y conocidos, y a lo que más se entendía mi desenvoltura era a tomarle, casi por fuerza, una de sus bellas y blancas manos, y llegarla a mi boca, según daba lugar la estrecheza de una baja reja que nos dividía.
Palabra del Dia
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