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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Para sentir la fuerza de esta verdad supongamos que se pretende formar un acto de voluntad con el conocimiento de un hombre y la inclinacion de otro, hácia el objeto conocido; el puro conocimiento del uno no es acto de voluntad; y la inclinacion del otro hácia un objeto es imposible, si no tiene conocimiento del objeto á que se ha de inclinar: esto equivaldria á poner una relacion sin un punto de referencia.
No me pertenezco: usted es mi padre: mi amor y mi agradecimiento me mandan obedecer a usted: si así no fuera, hace mucho tiempo que habría tomado un partido cualquiera. Pero no quise tomarle sin conocimiento de usted. Y como no sabía donde usted se encontraba... como durante seis años no ha escrito usted una sola carta... ¿Y para qué? ¿Para qué?
No quiere esto decir que el amor ha de estar exento de imaginación y de fantasía. Una criatura sin imaginación es como una tierra sin sol. Pero siempre conviene que la imaginación inicie su vuelo desde la cúspide del conocimiento y no desde los abismos de la ignorancia.
Nébel, que había descendido del estribo, afligido, corrió y alcanzó el ramo que la joven le tendía, con el cuerpo casi fuera del coche. Nébel había llegado tres días atrás de Buenos Aires, donde concluía su bachillerato. Había permanecido allá siete años, de modo que su conocimiento de la sociedad actual de Concordia era mínimo.
Allí estaba en su casa, era dueño de ir donde mejor le pareciera, examinando todo, interesándose por todo, tomando conocimiento de todo lo que existía en ella hasta en los escondrijos más oscuros y olvidados. La experiencia que Juan adquirió viviendo constantemente en esta labor, lo puso en breve al corriente de lo que debe saber un maestro cristalero.
Oribe, apoyado por Rosas, sucumbió después de tres años de lucha con el general baqueano, y todo el poder de Buenos Aires, hoy con sus numerosos ejércitos que cubren toda la campaña del Uruguay, puede desaparecer destruído a pedazos, por una sorpresa, por una fuerza cortada mañana, por una victoria que él sabrá convertir en su provecho, por el conocimiento de algún caminito que cae a retaguardia del enemigo, o por otro accidente inapercibido o insignificante.
Sería ofender á un maestro alemán, tan respetado como eminente, según dice el mismo autor á quien aludimos, comparar los grandiosos cuadros dramáticos, trazados por él, é inspirados por su conocimiento y por sus elevadas y seductoras ideas de la poesía española, con las miserables producciones, á que nos referimos; pero es de deplorar que el poeta se pierda, por decirlo así, en un horizonte sin límites, y que por esto mismo anule deliberadamente el resultado que, en otro caso, ganara el teatro con sus obras.
Aquello no fue más que una sospecha fugaz como el relámpago, que apenas nace muere: lo que me produjo más que odio, más que despecho, más que cólera, fue el conocimiento de las ventajas que por momentos ganaba el fatuo Mengis en el corazón de aquella que tan absoluta y súbitamente se había hecho dueña de mi voluntad y de mis sentimientos.
Podemos decir: «esto sucede ahora; esto ha de suceder segun el órden actualmente establecido;» pero no podemos decir: «esto sucede, y esto ha de suceder por necesidad absoluta.» El tránsito de la primera proposicion á la segunda, supone el conocimiento de que el aspecto bajo el cual se nos presenta el mundo externo, es la imágen de su esencia, conocimiento que ningun hombre puede tener.
Así en la idea del deber, entra la de libertad física, que no puede ejercerse en cierto sentido, sin salir del órden querido por Dios. Las criaturas que obran sin conocimiento, cumplen su destino por necesidad absoluta; los seres libres, cumplen su destino, nó por necesidad absoluta, sino por la especie de necesidad producida por la vista de un resultado doloroso.
Palabra del Dia
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