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Actualizado: 14 de junio de 2025


Como no conocíamos por experiencia el tipo yankee de buena calidad, nuestro amigo improvisado nos parecia por lo ménos muy singular, y aunque no nos ocurrió ningún pensamiento de desconfianza ofensiva, no obstante que sabíamos que en los ferrocarriles, los hoteles y los teatros de Europa es muy fácil dar con insignes caballeros de industria, no podiamos explicarnos la excesiva obsequiosidad de nuestro desconocido amigote, inmerecida de nuestra parte, sino suponiendo en él un carácter excéntrico en notable grado.

¡Si usáramos el mismo procedimiento! No hay duda que ya durante la dominación española conocíamos en Filipinas la existencia de criminales condenados a muerte y presidio por asesinato, robo, estupro, sacrilegio y toda clase de crímenes, y que la corrupción de costumbres no era ni desconocida ni rara.

Hacía ya como tres meses que nos conocíamos, cuando una noche me indicó que debíamos casarnos; pero, como yo había descubierto, entretanto, que su amor por era sólo fingido, me negué.

Al tomar el tren que debia conducirnos por el ferrocarril que gira de Berna á Thun, atraidos por el interes del Oberland y sus lagos, fuímos agradablemente sorprendidos por un sistema de wagones ó carruajes que no conocíamos aún, y que mas tarde hallamos adoptado en otros cantones suizos, así como en Wurtemberg y otros Estados alemanes.

No puede usted formarse idea, señor, de lo traidoras que son esas brumas. Eso nada importa; nadie me quita de la cabeza que la Ligera debió perder el timón de madrugada; porque, por muy densa que fuera la bruma, sin una avería, el capitán no hubiese venido a estrellarse aquí. Era un experto marino, a quien todos conocíamos.

¿Y el coro del oratorio? ¿Y los palomares? Resultado: que no conocíamos ninguna parte de aquel laberíntico pueblo formado de recovecos, burladeros y sorpresas, capricho de la arquitectura y mofa de la simetría. Pero nuestra impericia no se daba por vencida, y rechazamos las ofertas de un muchacho que quiso ser nuestro guía.

Nosotros éramos los únicos en el mundo que conocíamos la existencia del secreto, pero ignorábamos la clave necesaria para poder abrir esa fuente de inagotables riquezas. Para todos era un misterio indescifrable el medio de que se había valido para hacer esa enorme fortuna, y hasta su hija Mabel no lo conocía.

Hasta se asegura que Batilo, el más taciturno de los perros conocidos, participó de la opinión general: se alzó sobre sus patas, alargó el hocico y ladró. Pasados los primeros momentos de confusión, Paz recobró aliento, y dijo con voz entrecortada por la cólera: Niña, esas ideas no me llaman la atención. Ya la conocíamos á usted de oídas.

Además, teníamos el cargo de cortar el tocino para el rancho del día, sacar el carbón para el cocinero, las provisiones de la despensa, el pan, el aceite para guisar y para las lámparas y el agua. Los cinco vascos nos conocíamos unos a otros como si fuéramos hermanos.

Ni un instante me detuve a reflexionar sobre aquel plan que era detestable, malvado, odioso. La asediaba con mil capciosidades. Tratándose de personas que nos conocíamos muy a fondos nos bastaba para entendernos sólo media palabra; pero yo aun añadía una más precisa. Caminábamos sobre un terreno sembrado de artimañas y yo tendía una más a cada paso.

Palabra del Dia

vorsado

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