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Actualizado: 1 de mayo de 2025
De un Pinho nunca puede salir idea o acto, afirmación o negación que desarreglen la paz del Estado. Así, gordo, pacífico, colocado en el organismo social, no concurriendo a su movimiento, pero tampoco contrariándolo, Pinho ofrece todos los caracteres de una excrecencia sebácea. Socialmente, Pinho es un lobanillo. Por esto el Estado, según se dice, le va a conceder el título de barón.
No se atrevía el pobre ciego a pedirle que le devolviese la vista, pues esto no se lo había de conceder. Era castigo, y el Señor no se vuelve atrás cuando pega de firme.
Lo que es en la tertulia de Rosita, todos eran bastante cultos y hasta refinados para no desdeñar la parte mística del amor, y ninguno era bastante metafísico para conceder a esta parte mística un carácter substantivo, como dicen ahora los filósofos.
Cuiden, no obstante, los obispos y sus vicarios, que al conceder su permiso para dar públicos juegos y espectáculos, sólo lo extiendan á los que en nada puedan ofender á la religión cristiana, ni desmoralizar en lo más mínimo á los espectadores... Decreta también el santo concilio, que el obispo no ha de consentir otros juegos ni espectáculos, que aquéllos que muevan á la piedad á los ánimos de los espectadores y puedan apartarlos de las malas costumbres.
No sólo instruido, sino modesto; cualidades bien raras por cierto en pajes y escuderos, continuó la bondadosa dama. Descansad esta noche y mañana os verá mi hijo. Conocimos y estimamos á vuestro padre y nos place hacer algo por su hijo, si bien no podemos conceder nuestra estimación á vuestro hermano, uno de los espíritus más turbulentos de la comarca.
No pretenderé yo, á pesar de lo expuesto, que debieron morir y no resucitar nunca la lengua catalana y la lengua portuguesa. Portugal persistió y persiste como nación. Su historia, muy parecida á la de España, no es menos grande. Su literatura, proporcionalmente, he de conceder que es original y rica como la nuestra, y que tiene su carácter propio y sello nacional que la distingue.
No es más intensa la estupefacción del hombre salvaje en presencia de los instrumentos y las formas materiales de la civilización, que la que experimenta un número relativamente grande de hombres cultos frente a los actos en que se revele el propósito y el hábito de conceder una seria realidad a la relación hermosa de la vida.
Dado el carácter de la Condesa, la seriedad de sus escrúpulos, la sinceridad de sus remordimientos, debemos creer que, apenas usted se marchó, ella comenzó otra vez a acusarse, a prohibirse el mantenimiento de la esperanza que acababa de conceder y aceptar. En tal situación, ¿qué motivo tenía el Príncipe para matarla?
Las demás, repuestas de la sorpresa, siguieron hablando, como si nada hubiera pasado, no queriendo conceder á la intrusa ni el honor del silencio. Bajó Roseta á la fuente, y después de llenar el cántaro, sacó, al incorporarse, su cabeza por encima del muro, lanzando una mirada ansiosa por toda la vega. Mira, mira, que no vindrá . Mira, mira, que no vendrá.
Diré, con todo, que aun suponiendo que en cada grado de cultura a que va llegando la sociedad se requieren sólo ciertos grados de entendimiento para lo práctico y diario, y que los demás grados son del todo superfluos, inútiles y hasta nocivos, salvo en casos excepcionales, todavía habrá que conceder que el entendimiento no es la única potencia del alma que vale al hombre para lograrse; la voluntad, el carácter, entran también por mucho.
Palabra del Dia
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