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Actualizado: 28 de octubre de 2025


Es gentleman desde su peinado hasta la forma de sus zapatos, y, al mismo tiempo, tiene una distinción, una desenvoltura... ¡Dios nos preserve del señor vulgar, del maniquí siempre endomingado o de la cabeza de peluquería! ¡Prefiero una cabeza de turco! ¡Adelante con las comparaciones!... ¡Pero, estaría yo fresca si tomase tus ocurrencias a lo serio!

No obstante, algo había que no se atrevía a manifestar, por no tener la seguridad de ser bien comprendida. Ni Segunda ni José Izquierdo lo comprenderían tampoco. Y como le era forzoso echar fuera aquellas ideas, porque no le cabían en la mente y se le rebosaban, tenía que decírselas a misma para no ahogarse. «Ahora que no temo las comparaciones. Entre ella y yo, ¡qué diferencia!

Señoras, hay una razón para que ustedes sean más bonitas que las madrileñas: es una razón que pueden apreciar mejor los que, como yo, se han dedicado a las bellas artes. Aquí hay el color y la forma, que allí no existen. Esta noche, afortunadamente, tengo ocasión de observarlo y de establecer comparaciones que resultan muy favorables para ustedes.

Salvador penetró en la gran tienda donde podía admirarse todo lo más hermoso y rico que producen las industrias de Montánchez y Candelario, y si no hubiera freno para las comparaciones, si todo lo visible pudiese entrar en el dominio del arte metafórico, bien podría llamarse a aquello el palacio de las morcillas o el templo del jamón.

No, hija mía; nada de eso basta á explicar mi predilección por Clarita. ¿Cómo que no basta? Sea V. franco. ¿No quiere V. y estima casi tanto á Lucía? Las comparaciones son odiosas, y las del cariño más. Supongamos, á pesar de todo, que estimo y quiero á Lucía casi tanto. Eso probaría sólo que Lucía vale casi tanto como Clara. Y que ambas están educadas con más esmero.

Pero desde esto hasta la exagerada admiración del Sr. Reyles por las novelas francesas y rusas, hay todavía enorme distancia, que yo no paso. Las comparaciones son odiosas, y no trataré yo de sostener contra el Sr. Reyles que la novela contemporánea española no es inferior a las de los países citados.

En cuanto al lenguaje, las composiciones correspondientes á este período están llenas, muy particularmente, de metáforas abundantes y de palabras vacías de sentido, de comparaciones rebuscadas é hiperbólicas, de antítesis y de pensamientos sutiles, de falso énfasis y de giros gongorinos, en una palabra, de todo el amaneramiento del estilo culto.

Decíase, y así lo dejaba comprender a sus amigos, que se había casado con una estatua, bastante agradable a la vista, pero cuya frialdad habría desanimado al mismo Pigmalión. Decía esto en términos menos honestos, tomando sus comparaciones de la historia natural con preferencia a la mitología.

Quisiera yo dar aquí noticia de no pocas novelas que recientemente he recibido y leído; pero las comparaciones son odiosas, el juicio puede ser falible, cegado por la mayor o menor amistad que con los autores nos una, y esto me arredra y casi no consiente que trate yo aquí de las últimas novelas, y que las juzgue y las compare.

Losana tiene pocos monumentos importantes como obras históricas y de arte superior, pero no carece de todo interés bajo ese aspecto. Amigo como soy de las comparaciones y de buscar la significacion de los contrastes, confieso que me sentí encantado al recorrer esa pequeña alti-planicie, en cuyos edificios veia la prueba del progreso humano y de los triunfos de la democracia.

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