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Actualizado: 2 de mayo de 2025
En el campo hay, por lo general, dos clases de personas: los estancieros, dueños de las ricas estancias por una parte, y por otra, los colonos, que así se denomina a los extranjeros, por lo común, italianos, y los ignorantes peones, en cuyas venas fluye más o menos sangre india, ambos de los cuales cultivan la tierra.
Por toda la provincia tenía esparcidos sus dominios el Marqués, en forma de arrendamientos que allí se llaman caseríos, y a más de la renta, que era baja, por consistir el lujo en esta materia en no subirla jamás, pagaban los colonos el tributo de los mejores frutos naturales de su corral, del río vecino, de la caza de los montes.
Don Silvestre no vaciló más: envió el alguacil á casa de algunos colonos que le debían dinero, hízoles aflojarlo más que de prisa; y como no era mucho, consiguió que el cura le adelantase el resto.
La cafeína es el principio activo que le da al mate del Paraguay su propiedad estimulante, pero no llega a la cantidad que contiene el café. Debe tenerse en cuenta que no irrita sino que calma el sistema nervioso, lo cual explica su antiguo y actual uso entre los indios, los vaqueros, los hijos del país y los colonos europeos. La bebida puede tomarse caliente o fría.
Mientras él se hacía millonario, la mitad del mundo, al otro lado de los mares, sufría los horrores de una gran guerra. Al principio este cataclismo había hecho peligrar su propia empresa. Los colonos extranjeros abandonaban los campos de la Argentina para ir á ser soldados en sus respectivas naciones.
Después, mientras Celinda pensaba en su padre, los dos consocios iban repasando mentalmente su actual prosperidad. Centenares de agricultores procedentes de todos los países de Europa habían adquirido parcelas de la tierra regada, para formar sus huertas llamadas «chacras». El enorme precio que el agua había dado al suelo era pagado á plazos por los colonos, en el curso de diez años.
En las costas meridionales de Australia quedan pocos indígenas, porque los colonos ingleses han ido acabando poco a poco con todos ellos; pero aquí en las septentrionales los hay todavía en gran número, y podríamos tener que vérnoslas con cuatrocientos o quinientos hombres. Un verdadero ejército para nosotros, que ni siquiera podemos contar con los chinos. La cosa se pone seria, tío.
Quintanar y señora esperaban a los de Vetusta en la quinta; y unas veces a pie, otras en coche, se emprendía la marcha, se recorría aquellas aldeas pintorescas, se oían aquellos cánticos, monótonos, pero siempre agradables, dulces y melancólicos de la danza indígena, y se volvía al obscurecer, comiendo avellanas y cantando, entre labriegos y campesinas retozonas, confundidos señores y colonos en una mezcla que enternecía a don Víctor, el cual decía: «Vea usted, si se pudieran realizar la igualdad y la fraternidad... no había cosa mejor ni más poética».
En la actualidad y hablando de un modo general, podrían dividirse las ovejas en dos grandes clases: las españolas y las británicas, omitiendo las de raza asiática; y como las mejores ovejas del mundo son originarias de España, fué lo más natural que los primeros colonos las trajeran en sus buques de la madre patria y que esto fuera el principio de la industria de la lana en la América del Sur.
Para evitar que los indios fueran esclavizados por los colonos, los jesuítas recomendaron y fomentaron la importación de esclavos africanos durante los dos siglos siguientes. Entre los años de 1555 y 1640 el país sufrió numerosas invasiones de franceses, holandeses e ingleses, que procuraron obtener posesión del territorio brasileño.
Palabra del Dia
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