Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 22 de mayo de 2025
Es hombre ocupadísimo». O bien esta: «Anda algo atrasada ahora la cobranza de los alquileres de mis casas». Máximo Manso, cuando se pone a contar cosas de ella, empieza y no concluye. En 1868 esta señora conservaba aún mucha parte de su ser antiguo y de las grandezas de su reinado social durante los cinco años de O'Donnell.
Ella apandaba bonitamente el jornal de su marido y de sus hijos, que era una hermosa suma, y cada vez que había cobranza, parecíale que entraba por las puertas de su casa el mismo Jesús Sacramentado; tal era el gusto que la vista de las monedas le producía.
Pero no le sacaran a él de sus números... Por cierto que el Ministro le había encargado un trabajo que le traía marcado... proyecto de reglamento para la cobranza del subsidio industrial... «Siempre me caen a mí estos turrones.
La cobranza empezó por por los cuartos bajos, y pagaron sin chistar el albañil y las dos pitilleras, deseando que se les quitase de delante la aborrecida estampa de Don Francisco.
Dos días antes, don Ramón, al hacer el balance del mes, notando que resultaban en su favor quinientas pesetas, procedentes sin duda de un error en la cobranza, había ido a confesar la involuntaria falta, entregando la cantidad al cura para que la repartiese entre los pobres. Y la noticia circulando de boca en boca, agrandábase, llegando a arrancar lágrimas de enternecimiento. ¡Qué hombre aquél!
Al contrario de este matrimonio, el de los funerarios, Luquitas y Obdulia, iba mal, porque el esposo se distraía de sus obligaciones domésticas y de su trabajo; frecuentaba demasiado el café, y quizás lugares menos honestos, por lo cual se le privó de la cobranza de facturas de servicios mortuorios.
Y para que se vea que participamos en la direccion de la academia, continuó Makaraig, se nos comete la cobranza de las contribuciones y cuotas, con la obligacion de entregarlas despues al tesorero que designará la corporacion encargada, el cual tesorero nos librará recibos... ¡Cabezas de barangay entonces! observó Tadeo. Sandoval, dijo Pecson, allí está el guante, ¡á recogerlo!
Todos los domingos se personaba en ella mi D. Francisco para hacer la cobranza, los recibos en una mano, en otra el bastón con puño de asta de ciervo; y los pobres inquilinos que tenían la desgracia de no poder ser puntuales, andaban desde el sábado por la tarde con él estómago descompuesto, porque la adusta cara, el carácter férreo del propietario, no concordaban con la idea que tenemos del día de fiesta, del día del Señor, todo descanso y alegría.
Viendo la desgracia derecha, y que era delito para visitarme las espaldas, corro á la ermita donde Solano cobraba, avísole de todo lo que había, deja la cobranza y vámonos con la moneda.
Fuíme con él, y díjome: "Aquí te podrás ir, mientras cumplo con esta gente; que ya vamos de vuelta, y hoy comerás conmigo." Yo, que me vi a caballo, y que en aquella sarta parecía punto menos de azotado, dije que le aguardaría allí; y así, me aparté tan avergonzado que, a no depender de él la cobranza de mi hacienda, no le hablara más en mi vida, ni pareciera entre gentes.
Palabra del Dia
Otros Mirando