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Actualizado: 20 de mayo de 2025
Yo iré, si quieres, ahora mismo á ver á la señora de Freneuse, dijo Tragomer. Sí, querido Cristián, respondió Jacobo sonriendo. Eso te corresponde porque eres el iniciador, el primero que vió en la oscuridad y mostró á Marenval la pálida y lejana luz que te guiaba. Cuando pienso en lo que ha sucedido desde hace seis meses, dijo Cipriano con sencilla expansión, me parece estar soñando.
Sin duda por ser tan famoso se encarnizaron mas contra él los enemigos de la fé cristiana, los cuales completamente lo arrasaron. Las religiosas que en él moraban huyeron á la ciudad, y allí se recogieron en una casa que tenian, pared por medio con la iglesia de S. Cipriano.
D. Miguel se plantaba en casa de Cosme, cogía a Marcelino por las orejas, le daba tres bofetadas de cuello vuelto, y a los quince días, quieras o no, los tenía casados. Que Ramón el confitero le negaba a D. Cipriano dos mil reales que éste le había prestado sin recibo.
Había allí doce comensales, seis hombres y seis mujeres, además del anfitrión, Cipriano Marenval, célebre industrial que había hecho una inmensa fortuna fabricando y vendiendo una fécula alimenticia que lleva su nombre.
Este, valiéndose de imágenes, traza la historia de su rebelión contra Dios y de su caída; insinúa con astucia cuán grande es su poder en la naturaleza, y de este modo se propone atraer á sus redes á Cipriano, ansioso de satisfacer su pasión. Sigue á esto la venta de su alma con sangre, y, en su consecuencia, la promesa de poseer seguramente á Justina.
Cipriano y Lactancio acusan á los mismos de enseñar el adulterio y la lujuria ; Tertuliano llama á los teatros templos de Venus y de Baco, escuela de inmoralidad y de deleite , y Crisóstomo pinta con colores no menos sombríos las compañías de actores de su tiempo.
15 Y después de estos días, apercibidos, subimos a Jerusalén. 16 Y vinieron también con nosotros de Cesarea algunos de los discípulos, trayendo consigo a un Mnasón, cipriano, discípulo antiguo, con el cual posásemos. 17 Y cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron de buena voluntad.
Del drama de este último es también la escena de El mágico prodigioso, en que Cipriano cree abrazar á su amada, averiguando luego que ha estrechado entre sus brazos un esqueleto, y en El hermitaño galán, de Mescua, se observa el modelo de la larga narración del demonio del acto segundo de esta tragedia de Calderón.
Miss Harvey ofreció la mano con entusiasmo á Marenval y con una vibración en la voz que conmovió á Cipriano hasta el fondo del corazón, añadió: No pensé que usted se convertiría en un héroe; pero los franceses son capaces de todo... ¿Y usted, qué hacía en ese momento, señor de Tragomer?
Por las actas referentes á este inocente mártir sabemos que las basílicas de S. Ginés y S. Cipriano subsistian en su tiempo, puesto que en el cementerio de la una fué sepultado su cuerpo, y en el de la otra su cabeza.
Palabra del Dia
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