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Actualizado: 24 de junio de 2025
Con unos ríos ociosos y un material agrícola prehistórico no se puede conseguir ya nada más que una flor natural en algún certamen literario de provincias, una escribanía de plata o una colección de las obras completas del marqués de Figueroa. Excepto el autor de estas líneas, todos los gallegos son propietarios.
Proponíase Vera Tassis añadir á los nueve tomos de su edición otro más, el X, que debía contener La Virgen de los Remedios. San Francisco de Borja. Don Quijote de la Mancha. La Celestina. El acaso y el amor. El carro del cielo. Certamen de amor y celos. La Virgen de Madrid. El condenado de amor. El sacrificio de Efigenia, y Desagravios de María.
Los pintores vencidos en aquel certamen fueron Caxés, Nardi y Vicencio Carducho, quien debió de quedar amargado para mucho tiempo, pues seis años más tarde al publicar su libro aún atacaba encubiertamente a Velázquez.
Hubo entonces un certamen literario para celebrar la beatificación de Santa Teresa, y Lope figuró en el jurado calificador, recitando el panegírico con que se inauguró el concurso.
Toda la narración, los diálogos ingeridos en ella, y los varios incidentes, que aquí se omiten y que de un modo tan magistral y tan hábil llevan al desenlace, interesan, conmueven y se apoderan con tal hechizo del ánimo del lector, que de seguro no deja el libro hasta que acaba de leerle. En el certamen abierto y ordenado por el Ateneo, certamen en que fueron jueces los Sres.
Venía a su memoria el himno que en Los Maestros Cantores entona el buen pueblo de Nuremberg viendo en el estrado del certamen a Hans Sachs, su cantor popular, bondadoso y dulce como el Padre Eterno.
Lope leyó el certamen ante un inmenso concurso, en que se amontonaban representantes de todas las clases sociales, alcanzando un gran éxito, que acrecentó, si era posible, su fama. Esta fué una de las grandes ocasiones en que Lope saboreó plena y directamente el gusto embriagador de la gloria.
El tío Frasquito se tapó la cabeza con la sábana, apretó mucho los ojos y por tres veces se santiguó muy de prisa. El certamen de belleza femenina, celebrado primero en Spa y luego en Budapest, despertó en la condesa de Albornoz la felicísima idea de hacer circular por toda Europa artística y civilizada la suya propia.
»Sin duda, la exposición de estas verdades, tan dolorosamente amargas, perjudicó algún tanto a mi trabajo, y el premio no se me concedió, habiéndose entregado la pluma de oro, faltando a las condiciones del certamen, a una composición poética.
Se me ha ocurrido, pues, la idea de que, acaso bajo el título de La selva confusa, se halle la comedia de Calderón, que se creía perdida, titulada Certamen de amor y celos, porque por lo menos el argumento de la una y la firma de la otra concuerdan á este objeto.
Palabra del Dia
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