Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 26 de junio de 2025


El último libro que vió la luz en vida del poeta fué el de las Rimas humanas y divinas publicado con el seudónimo de Tomé de Burguillos, aquel personaje cómico que había inventado Lope para figurar en las justas poéticas de la beatificación y canonización de San Isidro. Apareció en Madrid en 1634. En este libro está incluída la famosa epopeya burlesca La Gatomaquia.

En el certamen poético, abierto en los años de 1620 y 1622, para solemnizar la beatificación y canonización de San Isidro, superó á todos cuantos tomaron en él parte, por el número de sus composiciones. Se había prometido un premio para cada especie de poesía, pero ningún poeta podía recibir más de uno.

Instruído también en el grabado en cobre, ejecutó no pocos trabajos por este procedimiento, mereciendo citarse la portada del libro publicado en Sevilla en 1610 por Estupiñán y en el que se relatan las fiestas llevadas á cabo para la beatificación de san Ignacio.

En los años de 1595, en la canonización de San Jacinto; en el de 1614, en la beatificación de Santa Teresa, y en 1622, en la canonización de San Isidro de Madrid , hubo justas poéticas de esta especie, á que concurrieron casi todos los poetas más afamados de España. La osada y fecunda fusión de lo sagrado y lo profano, peculiar al catolicismo español, penetró también en las fiestas religiosas.

El 19 de mayo de 1620, para celebrar la beatificación de San Isidro, hubo una famosa justa poética en la iglesia parroquial de San Andrés, de la cual fué director Lope de Vega. Poetas de los principales de España se disputaron los premios.

Para estas fiestas, a petición del Ayuntamiento, escribió Lope dos comedias que se representaron ante Felipe IV en la plaza de Palacio; y el propio Lope fué encargado de presidir el certamen poético, según se había hecho dos años antes cuando la beatificación, logrando al hacerlo un éxito no menor que el alcanzado entonces.

Pero doña Luz era muy singular y hallaba extraño deleite en la larga contemplación de aquel cuadro, donde se cifraban el más alto misterio y los dos más opuestos extremos de valer de la humana naturaleza: toda la beatificación, toda la hermosura, todo el celeste resplandor de que es capaz nuestra carne, unida a un alma pura, y siendo templo y morada del Eterno, y los dolores, a la vez, y las miserias, y los padecimientos lastimosos y la corrupción nauseabunda de esa carne misma.

Entonces, inflamado su hermoso rostro por el calor que da la convicción y beatificado por aquella unión mística, iluminaba la beatificación, más que los cirios que los pobres niños del hospicio sostenían en sus tiernas manecitas mientras permanecían arrodillados en torno del lecho.

Hubo entonces un certamen literario para celebrar la beatificación de Santa Teresa, y Lope figuró en el jurado calificador, recitando el panegírico con que se inauguró el concurso.

En los años de 1620 y 1622 tomó parte en el certamen poético, celebrado con motivo de la beatificación y canonización de San Isidro . A los diez y nueve años abandonó la Universidad y se trasladó á Madrid, en donde muchos grandes le dispensaron su favor, y á los veinticinco entró, por su propia inclinación, en el servicio militar, y estuvo en Milán, y después en Flandes.

Palabra del Dia

irrascible

Otros Mirando