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Actualizado: 5 de mayo de 2025


Sintió de pronto dos dolores agudos, como una herida gemela hecha con dos armas a un tiempo: distinguió una tijera enorme que sobre ella se cernía; vio caer al suelo dos alas de paloma blancas y ensangrentadas; y sin ser poderosa a más, cayó ella también, pero de prodigiosa altura; no al suelo del jardín, sino a un precipicio, una sima muy honda, muy honda.... Allá en el fondo ardían dos lucecicas, y la miraban unos ojos compasivos de mujer vestida de blanco.... Ni más ni menos que caía en la gruta de Lourdes... no podía ser otra; estaba tal como la había visto en la iglesia de San Luis en Vichy; hasta la Virgen tenía los mismos rosales, los mismos crisantemos.... ¡ay, qué fresca y hermosa era la gruta, con su manantialillo murmurador!

Me volví con alguna mayor curiosidad a mirar a aquel hombre, y confieso que me causó repugnancia. Sin ser un monstruo por lo feo, éralo bastante, y sobre todo, formaba contraste notable con la rubia que se cernía sobre mi cabeza. Estaba pobremente vestido, de capa y gorra, como los artesanos de Madrid, y debía de hallarse entre los cincuenta o sesenta años de edad.

El cerrojo lanza al caer una interjección uraña y reconfortante, y el ascua nos recibe con su ardiente fascinación que amodorra las ansias y desapega de todos los afanes del siglo. Una enorme hostilidad se cernía. El cielo estaba ceñudo, el aire maligno y poblado, quizá, de espíritus dañosos. Las lúgubres consejas, escuchadas allá en la torre, siendo niño, volvían a la memoria del mancebo.

En ese momento sentí que algo se helaba en y tomaba la rigidez de una piedra; en ese momento, la esperanza murió en , y con ella la fe en misma, la creencia en la dicha y en el bien. Una gran calma reinó en todo mi ser. La muerte, que se cernía sobre la cama, había tocado también mi cuerpo con sus negras alas.

Ha tenido una vaga sospecha acerca de : ha sentido que algo se cernía siempre sobre él á manera de una maldición; conocía instintivamente que la mano que sondeaba su corazón no era mano amiga, y que había un ojo que le observaba, buscando solamente la iniquidad, y la ha encontrado. ¡Pero no sabía que esa mano y ese ojo fueran los míos!

Parecía presentir el disgusto que se cernía sobre su cabeza. Venturita colocaba los bastidores en un rincón y los tapaba con un lienzo, arreglaba las sillas y arrastraba la cesta de la costura a un lado para que no estorbase. Avisa que traigan luz dijo doña Paula. ¿Para qué? respondió la niña sentándose en una silla baja a su lado. Ya está todo arreglado.

Mientras regresábamos al Pavol, yo me decía: No es cierto, estoy segura de que no es cierto. ¿A qué afligirme tanto? Con todo, me desnudé llorando y con el presentimiento de que una gran desgracia se cernía sobre .

Sube.... ¿no quieres subir?... Ella alzó el azahar de su mano señalando al cielo, y por toda respuesta murmuró: Todavía... padrino. El ave fatídica se cernía obstinada sobre el jardín. Carmen corrió a la casa y subió al salón. Ya don Manuel había vuelto a sentarse y la esperaba.

Al nido, al humilde surco, á los pequeñuelos que la contemplaban dirigía visiblemente su canto agreste y sublime: hubiérase dicho que con su armonía se hacía la intérprete del espléndido sol, de la gloria do se cernía, sin orgullo, y que animaba á sus pequeñuelos diciéndoles: «¡Subid, hijitos míos

Las pisadas y el relinchar de los caballos, los gritos de los vendedores ambulantes, el choque de las armas, las voces de borrachos pendencieros, las carcajadas de hombres y mujeres, todo aquel clamor se elevaba y se cernía, como la neblina en el pantano, sobre las calles obscuras y atestadas de la gran ciudad.

Palabra del Dia

hociquea

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