Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 17 de julio de 2025


Mas no se crea que a nuestro joven se le daba un ardite de la morenita. La prueba de ello es que en toda la semana volvía a acordarse de su figura ni del santo de su nombre. Creía estar a demasiada altura en achaques de amor para ir a enamorarse en un dos por tres de una muchacha morena que enciende un hacha de cera en misa.

Si se pudiera ver interrumpió la esposa del señor Infanzón. Este fulminó terrible mirada de reprensión conyugal y rectificó diciendo: Luciría más... si no estuviera un poquito ahumado.... Tal vez la cera... el incienso.... No señor; ¡qué ahumado! respondió el sabio, sonriendo de oreja a oreja . Eso que usted cree obra del humo es la pátina; precisamente el encanto de los cuadros antiguos.

Fortunata lanzó una exclamación de pasmo y maravilla. ¡Cosa más rara! ¡Y ella había tenido en su mano, días antes, para limpiarle unas gotas de cera, aquel mismo manto que había servido para pagar, digámoslo así, la salvación del chico de Santa Cruz!

Considera la huida de Mabel como una broma, habla de ella en tono de chanza, asegurando que pronto estará de vuelta, pues no puede permanecer mucho tiempo ausente, y que él la hará volver en el momento que lo quiera o que necesite su presencia aquí. En una palabra, habla ese tipo como si Mabel fuera de cera en sus manos, y él pudiera hacer lo que le plazca con ella

El hermano no podía ocultar su admiración cada vez que explicaba el significado de esta parte del altar, no obstante los años que llevaba enseñándola á los forasteros. Aquella figura de cera era de don Íñigo de Loyola, cuando aún no pensaba en ser San Ignacio ni en fundar la Orden.

Replicaban los maldicientes que el gasto no pasaba de ser un medio indirecto de favorecer a los dos hermanos, y que no en cera insípida, sino en miel dulcísima, estaban fundadas aquellas relaciones. Lo que nadie podía negar era la piedad, el fervor, la devoción de Casilda y Damián.

A la sazón, sus orejas parecían de cera, sus labios apenas cortaban, con una línea de rosa apagado, la amarillez de la barbilla, sus venas azuladas se señalaban bajo la piel, y sus encías, blanquecinas y flácidas, daban color de marfil antiguo a los ralos dientes.

Un joven largo y delgado doblaba cuanto podía el espinazo para abrazar a una señorita diminuta que se empinaba sobre la punta de los pies. Una dama ajamonada y obesa se apoyaba lánguidamente sobre el hombro de un muchacho, embadurnándole la levita con el blanco cera de Circasia.

Nunca después en la vida he dejado de recordar aquel momento, al aspirar el ambiente peculiar que forman las velas amarillosas de cera que queman alrededor del féretro de los que acaban de morir, y aquella impresión de niño, es otra de las muchas que no se borrarán jamás de mi memoria.

La pobrecita niña está ya de vuelta en casa rezando el <i>Confiteor</i> con las manecitas cruzadas delante del altarejo... ¡Malditas sean las niñas piadosas!... Parece que su voluntad ha de ser de roca, y es cera de iglesia. Están buenas para sacristanes... Pues . En su casa está ya de vuelta.

Palabra del Dia

teínas

Otros Mirando