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Actualizado: 14 de mayo de 2025
Al topar con el sacerdote levantó la mano derecha hacia atrás y la lumbre del candil hizo centellear, en el aire, su larga espada desnuda. El Señor de San Vicente meneó de un lado a otro la cabeza, con sonrisa agria, dolorosa. Entonces el segundón acercose al lacayo y pinchole el rostro con el acero. ¡Teneos, en nombre de Cristo! gritó reciamente el canónigo, asiéndole el brazo.
Señor Canónigo: «Comenzadas acaballas» replicole el señor de Navamorcuende, completando el conocido lema que llevaban las armas de su familia. Minutos después entraba Bracamonte. ¿Qué nueva? preguntole don Enrique, dejando el asiento.
Esteban, el segundo, que tenía trece años y gozaba de cierto prestigio entre los monaguillos de la catedral por la escrupulosidad con que ayudaba las misas, asombraba a Gabriel con su sotana roja y el roquete encañonado, y le ofrecía cabos de vela y estampitas de colores sustraídas del breviario de algún canónigo.
El barullo aumentó, y cada uno juraba y blasfemaba en su lengua. ¡Vaya un barullo! un barullo capaz de despertar a un canónigo. Pero todos aquellos desgraciados estaban demasiado gravemente heridos para poder levantarse; y, además, carecían de botes...
¿Saben decía medio llorando y salivando aún de risa un caso que pasó entre el canónigo Castrelo y un señor muy chistoso, Ramírez de Orense? ¡El canónigo Castrelo! exclamaron el cura de Boán y el marqués . ¡Qué apunte! ¡De órdago!
En el seno de esas poblaciones laboriosas el sacerdote es un hermano, un verdadero pastor, porque no domina ni explota las conciencias, tiene instruccion sólida, vive modestamente, sin aspiraciones políticas, ni á ser canónigo ni obispo, es padre de familia, y como tal sus intereses están en perfecta armonía con los de los ciudadanos.
D. Nicolas Calvo, Cura rector de la parroquia de la Concepcion; el Sr. Dr. D. Domingo Belgrano, Canónigo de esta Santa Iglesia Catedral; el Sr. Dr. D. Melchor Fernandez, Dignidad de Chantre de la misma Santa Iglesia; el Sr. Dr. D. Florencio Ramirez, Dignidad de Maestre Escuela de la misma; el Sr. Dr. D. Antonio Saenz, Secretario del muy Venerable Cabildo Eclesiástico; el Sr.
La Regenta olvidó un momento el desencanto de aquella mañana. Cuando volvió a su memoria se encontró con que no era don Fermín un malvado, sino un desgraciado, pero de todas suertes le parecía absurdo enamorarse siendo canónigo.
La vida de Gabriel en el Seminario fue la existencia monótona y vulgar del estudiante laborioso: triunfos en las controversias teológicas, premios a granel y el honor de ser presentado a los compañeros como modelo. De vez en cuando, algún canónigo de los que explicaban en el Seminario entraba en el jardín. El muchacho marcha muy bien, Esteban.
Sacado á luz por Aurelio Mey: Valencia, 1616. El marido asegurado, de D. Carlos Boyl Vives de Canesmas. El cerco de Pavía, del canónigo Tárrega. La fundación de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, del mismo. La Duquesa constante, del mismo. El triunfante martirio de San Vicente, de Ricardo de Turia. La belígera española, del mismo. La burladora burlada, del mismo.
Palabra del Dia
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