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Actualizado: 7 de junio de 2025
La primera jornada de D. Juan de Matos; la segunda, de D. Antonio Martínez; la tercera, de D. Juan de Zavaleta. 3 El buen caballero maestre de Calatrava, de Don Bautista de Villegas. 4 A su tiempo el desengaño, de D. Juan de Matos. 5 El sol á media noche y estrellas á medio día, de Juan Bautista de Villegas. 6 El poder de la amistad, de D. Agustín Moreto.
Asistieron muchos Títulos, y Caballeros de la Cámara, y criados de su Magestad: luego baxaron la caxa y la entregaron a don Joseph de Salinas, de la Orden de Calatrava, y Ayuda de Cámara de su Magestad, y otros Caballeros de la Cámara que allí se hallaron, y en hombros le llevaron hasta la bóveda, y entierro de don Gaspar de Fuensalida, que en muestra de su amor le concedió este lugar para su depósito».
Desde aquel instante, yo, Rodrigo Moncénigo, barbero del Rey, fui restablecido en mis funciones, así como en los derechos y honores de mi cargo. Habiéndose hecho llevar la Reina una cruz de Calatrava, con el permiso de su augusto esposo, la puso, con su propia mano, en el pecho de Farinelli. Ahí tiene usted continuó el barbero mirando al marqués de Priego cómo fue condecorado el músico.
Pero Feliú no salió; tampoco salieron de la suyas Argüelles ni Calatrava, y fué que el maldito, como notó que Su Majestad había puesto el pie sobre el papel, quiso desorientarle y no fué á la cita, avisando á tiempo á Argüelles y á Calatrava para que no fueran tampoco. ¿Y después no ha tratado usted de averiguar?
Bordada sobre ella, del lado del corazón, había una gran cruz roja de la orden de Calatrava. El señor de Quiñones prescindía pocas veces de esta talma, que le daba aspecto un poco fantástico y teatral. Siempre había sido extravagante en el vestir. Su orgullo le impulsaba a buscar el modo de distinguirse del vulgo.
Mariana, De rebus hispanicis, lib. XI, caps. 13 y 14. Andrés Mendo, De ordinibus equestribus. Caro de Torres, Historia de las órdenes militares de Santiago, Calatrava y Alcántara: Madrid, 1629.
No se sostenía ya que eso de saber leer y escribir era propio de segundones y de frailes, y empezaba a causar risa la fórmula empleada por los Reyes Católicos en el pergamino con que agraciaban a los nobles a quienes hacían la merced de nombrar ayudas de Cámara, título tanto o más codiciado que el hábito de las órdenes de Santiago, Montesa, Alcántara y Calatrava.
Sin duda debió Mendoza á su talento poético la obtención de un cargo importante cerca de la persona de Felipe IV. Fué, en efecto, Secretario particular de este Monarca, é individuo del Consejo superior de la Inquisición, recibiendo también, como signo del favor que le dispensaba el Rey, la encomienda de Zurita de la Orden de Calatrava.
Palabra del Dia
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