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Bastará una fuerte borrasca para que las islas inmediatas hagan su fortuna: ésta es una de las más espléndidas funciones de la tempestad. Cuanto más imponente, furiosa y turbulenta se presenta arrastrándolo todo, más fecunda es.

En el paroxismo de su ira oyó Andrés el nombre de Carmencita. ¿No sabes? le decía su hermana, serena en medio de aquella borrasca : «la dejó plantada». El bárbaro mozo se calmó de repente, deteniendo el trueno de su voz ante la imagen seductora de la niña. ¿Dónde está? preguntó ansioso. No ; ahí, por algún rincón; está muy triste. Quiero verla rugió el monstruo.

El amor se alimenta principalmente de dificultades, le placen los terrenos movedizos batidos por la borrasca. El de ellos no pudo hallar tierra más adecuada ni circunstancias más favorables para su germinación. Como se sospechaba en Lancia, el matrimonio de Amalia con D. Pedro fue impuesto a aquélla por su familia, que agonizaba de hambre.

Alborotóse el senado de los oyentes, huyóse el mono por los tejados de la ventana, temió el primo, acobardóse el paje, y hasta el mesmo Sancho Panza tuvo pavor grandísimo, porque, como él juró después de pasada la borrasca, jamás había visto a su señor con tan desatinada cólera.

-Ninguno nos lo podrá decir mejor que mi mono -dijo maese Pedro-, pero no habrá diablo que ahora le tome; aunque imagino que el cariño y la hambre le han de forzar a que me busque esta noche, y amanecerá Dios y verémonos. En resolución, la borrasca del retablo se acabó y todos cenaron en paz y en buena compañía, a costa de don Quijote, que era liberal en todo estremo.

Así, no hubo comediante famoso que alguna noche de quebranto y borrasca, cuando la muchedumbre comenzaba á manifestar con bastoneos y murmullos su disgusto hacia la obra, no sintiese el deseo heroico de hacer algo genial, extraordinario, para contener la catástrofe.

Hasta el fin de la comedia no se sabe el desenlace. Vino, pues, el Prior nuevo precedido de esta fama: anduviéronse los frailes con gran pulso para no deslizarse en la menor cosa, y el convento por lo tranquilo parecía una balsa de aceite. Una balsa de aceite en la superficie, que por el fondo rugía la borrasca.

Por este lado, pues, y como prueba de que queremos luchar contra la borrasca y vencerla, estoy por decir que me parece bien y útil que nos denostemos y nos humillemos unos á otros hasta no poder más; pero hoy quiero yo discurrir serenamente, como si no hubiera tempestad, sino calma, sin resignación y sin furia, y ver si puedo fundar en algo un razonable sursum corda.

Confundidos en una sola masa, los furiosos monstruos van dando tumbos semanas enteras, no pudiendo, á pesar del hambre que les devora, resignarse al divorcio, ni desprenderse el uno del otro, y hasta en plena borrasca, véseles invencibles, invariables en su salvaje abrazo.

-Si así es -dijo el cura-, por la mitad de mi pueblo hemos de pasar, y de allí tomará vuestra merced la derrota de Cartagena, donde se podrá embarcar con la buena ventura; y si hay viento próspero, mar tranquilo y sin borrasca, en poco menos de nueve años se podrá estar a vista de la gran laguna Meona, digo, Meótides, que está poco más de cien jornadas más acá del reino de vuestra grandeza.