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Actualizado: 10 de mayo de 2025
La luna nueva se puso temprano, bajando al horizonte como una hoz, rodeada de aureola blanquecina que anunciaba más calor para el día siguiente. Las recogidas formaban diferentes grupos sentadas en el suelo y en la escalera de madera que comunica el corredor principal con la huerta, y se quitaban las tocas para disminuir el calor de la piel. Algunas miraban el motor de viento que seguía inmóvil.
Este dato se aplica al acné juvenilis, á ciertas producciones sicósicas, á erupciones de granos con auréola roja, y á pústulas seguidas de costras y de una pequeña cicatriz cóncava.
Cuando hablaba y el gran Simoulin era incapaz de callar así que tenía un oyente , su palabra parecía difundir en torno de él una aureola de prestigio histórico. Todas las celebridades de la segunda mitad del pasado siglo las había conocido el grande hombre. Recordaba como amigos de ayer á Víctor Hugo y á Gambetta.
De un carácter demasiado elevado para romper ruidosamente con aquélla con quien había tenido tan estrecha amistad, tanto en privado como en público, no por eso, dejó de conocer que aquella amistad había pasado. La aureola esplendorosa que había colocado sobre su frente, habíase extinguido para siempre, y extinguiéndose en el barro, como las luces de los fuegos artificiales.
Jamás en el suelo de la Nueva Inglaterra había resonado antes igual clamoreo. Jamás, en el suelo de la Nueva Inglaterra, se había visto un hombre de tal modo honrado por sus conciudadanos como lo era ahora el predicador. ¿Y qué era de él? ¿No se veían por ventura en el aire las partículas brillantes de una aureola al rededor de su cabeza?
Después de esto ya podía volver con la aureola de diputado práctico, «celoso defensor de nuestros intereses materiales», como le titulaba el semanario de la localidad, órgano del partido.
De repente se sintió inflamado por esa fe que los pastores de muchedumbres esparcen en torno de ellos, como una aureola de confianza. Salvatierra, que estaba en el ventorro hablando con Matacardillos, su doliente camarada, se hizo atrás, sorprendido por la impetuosa entrada de Alcaparrón.
Corresponde belladona á todas las variedades del pénfigo de los niños, en su principio, pero sin olvidar que merecerá la preferencia la dulcamara, si las vesículas son simples, sin irritacion en la piel; que lo será el zumaque, si las vesículas están rodeadas de una auréola rosácea, y el azufre, ó el mezereum, cuando dejan una escoriacion con costra.
Pero luchar con un hombre hermoso, que acecha, que se aparece como un conjuro a su pensamiento; que llama desde la sombra; que tiene como una aureola, un perfume de amor... esto era algo, esto era digno de ella. Lucharía». Don Víctor volvió del teatro y se dirigió al gabinete de su mujer.
Los criados, y muy particularmente Genoveva, hacían coro también a estas alabanzas difundiendo por la villa la fama de sus virtudes y formando en torno suyo una aureola de respeto y santidad.
Palabra del Dia
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