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Actualizado: 11 de junio de 2025


Primitivamente se llamó de la Justicia, porque en ella daba audiencias el vicario general del Arzobispado. Luego la llamaron del Mollete, porque todos los días, después de la misa mayor, el preste, con acólitos y pertigueros, se presentaba en ella a bendecir los panes de media libra o molletes que se repartían entre los pobres.

Lo primero, señor prosiguió después de haber mirado al cielo un buen rato, es nombrar los capitanes generales y los regentes de todas las Audiencias, gente de confianza que vaya al momento á cumplir las leyes perentorias de seguridad pública que les daréis. El Rey hizo con la mano ese gesto frecuentísimo que indica la actitud de castigar.

Con presentarse muy hinchado y grave al lado de Lerma en las audiencias, piensa que ya tiene hecho todo lo que tiene que hacer para ser rey... pero á don Felipe III no se le conocen galanteos... tan devoto... tan asustadizo... buena fortuna sería, y estaríame yo sin venir á verte á tu casa, que ya nos veríamos fuera de ella, aunque fuese de año á año... ¡pero vamos! ¡es imposible!

Las extorsiones de los corregidores, y la impunidad de que disfrutaban en las Audiencias, produgeron en 1780 una fuerte conmocion entre los indios del Perú, capitaneados por José Gabriel Tupac-Amaru , cacique de Tungasusa en la provincia de Tinta; que, altivo por carácter é irascible por génio, miraba con rencor la degradacion de los indígenas.

Nunca otro en tan alto cargo se vió precisado á dar tantas audiencias á las damas: las mas venian á hablarle de algún negocio que no les importaba, para probarse á hacerle con él. Una de las primeras que se presentó fué la muger del envidioso, juándole por Mitras, por Zenda- Vesta, y por el fuego sagrado, que siempre habia mirado con detestacion la conducta de su marido.

Regnier de Maligny, en su «Manual del comediante», dice que éstos necesitan conocer los tipos reales y estudiar principalmente: «En «el campo», la voz, los ademanes, sencillos y francos, de los campesinos. En «las iglesias», á los verdaderos y á los falsos devotos. En «las audiencias», á los abogados, á los fiscales y á los jueces.

Luego gustó ménos de aduladores, dió ménos fiestas, y fué mas feliz; porque, como dice el Sader, sin cesar placeres no son placeres. Disputas y audiencias. De este modo acreditaba Zadig cada dia su agudo ingenío y su buen corazon; todos le miraban con admiracion, y le amaban empero.

Hasta los niños lo sabían y repetíanlo todos los ecos. Su palacio era un jubileo de postulantes, un steeple-chase detrás de la cartita de recomendación, de doctorcitos sin conchavo e inútiles de todo pelaje, desde los que no tienen colocación en la estancia, hasta los que estorban en su casa; daba audiencias como un ministro y dos secretarios le asistían en el despacho de su correspondencia.

Poco después seguía por las calles al lacayo del duque de Lerma. Llena estaba la antecámara de audiencias de palacio de pretendientes, cuando el tío Manolillo llegó al alcázar.

36 Así que, pues esto no puede ser contradicho, conviene que os apacigüéis, y que nada hagáis temerariamente; 37 pues habéis traído a estos hombres, sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa. 38 Que si Demetrio y los oficiales que están con él tienen negocio con alguno, audiencias se hacen, y procónsules hay; acúsense los unos a los otros.

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