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Actualizado: 5 de septiembre de 2025
Ya en esto, el cura se había concertado con los cuadrilleros que le acompañasen hasta su lugar, dándoles un tanto cada día. Colgó Cardenio del arzón de la silla de Rocinante, del un cabo la adarga y del otro la bacía, y por señas mandó a Sancho que subiese en su asno y tomase de las riendas a Rocinante, y puso a los dos lados del carro a los dos cuadrilleros con sus escopetas.
Había llegado la columna á las últimas casas del pueblo cuando el señor de Morel salió del castillo, caballero en el brioso Ardorel, negro como el azabache y el mejor caballo de batalla de todo el condado. Vestía el barón de terciopelo negro y birrete de lo mismo con larga pluma blanca, sujeta por un broche de oro, y no llevaba más armas que su espada, suspendida del arzón.
Las polainas eran de color de ámbar, con franjas de cuero a lo largo de las aberturas, y los borceguíes de idéntico color, medio ocultos en los anchos estribos árabes, dejaban al descubierto grandes espuelas de plata. En el arzón de la silla, sobre la vistosa manta jerezana, cuyo borlaje pendía a ambos lados del caballo, descansaba un chaquetón gris con remiendos negros y forro rojo.
El toro llegó con furia; el hombre de la pluma blanca, arrancó una pistola del arzón, apuntó y disparó con tanta habilidad, que el toro cayó mugiendo a los pies de su caballo.
Bajé a nuestra huerta antigua Y despedíme en voz alta De los árboles y flores, De las fuentes y las aguas; Diles mil abrazos tiernos, Y ellos también se inclinaban A darme para ti muchos, Que aun tienen alma las plantas. Puse al estribo las mías Sin el arzón, y a la casa Le dije volviendo el rostro: Piedras, Jarifa me aguarda.
Quedóse el jinete frío de espanto, agarrado al arzón, sin atreverse ni a registrar la maleza para averiguar dónde estarían ocultos los agresores; mas su angustia fue corta, porque ya del ribazo situado a espaldas del crucero descendía un grupo de tres hombres, antecedido por otros tantos canes perdigueros, cuya presencia bastaba para demostrar que las escopetas de sus amos no amenazaban sino a las alimañas monteses.
Palabra del Dia
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