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Actualizado: 6 de mayo de 2025


Y ¿es este el pago que merecen las buenas obras que a tu madre hice y de las que te pensaba hacer a ti?" Yo, que me vi en peligro de perder la vida entre las uñas de aquella fiera arpía, sacudíme, y asiéndola la zamarreé y arrastré por todo el patio; y ella daba voces, que la librasen de los dientes de aquel maligno espíritu.

Bajo los matorrales inmediatos sonaba un murmullo de vida comprimida y susurrante, igual á un revoloteo de insectos ó un arrastre de reptiles. Deben ser ratas pensó el ingeniero. Al extender, desperezándose, uno de sus brazos, dió contra los matorrales más próximos, é inmediatamente sonó bajo el ramaje un rumor medroso de fuga.

Los soldados, con uniforme de gala y las manos yertas dentro de los guantes de algodón, iban a visitar las estaciones, turbando el general silencio con el arrastre acompasado de sus pies e impregnando el ambiente de ese olor de salud, mezcla de carne sudada, cuero y lana burda.

Si alguno faltase a ellos, le haré fusilar inmediatamente, y si escapase a mis miradas o a las de los valientes oficiales que tengo el honor de mandar, sus remordimientos le seguirán mientras arrastre el resto de sus días miserable y desgraciado».

Luego que se toma tierra, quedan unas cinco millas que andar hasta llegar á la ciudad de Agaña, trayecto que generalmente se hace en pequeñas carromatas de ruedas de una sola pieza, tiradas por novillos, los que también se emplean para silla, prestando toda clase de servicios de carga y arrastre.

58 Pues cuando vas al magistrado con tu adversario, procura en el camino librarte de él; para que no te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás de allá, hasta que hayas pagado hasta el último centavo.

Febrer siguió su camino sin volver la vista, deseoso de oír que alguien venía tras de sus pasos, tomando por misterioso arrastre de perseguidores los leves crujidos del ramaje de los tamariscos bajo la brisa nocturna. Al llegar al pie de la colina, donde los matorrales eran más espesos, se volvió, quedando inmóvil.

Sobre todos los puntos bajos donde el agua se arrastre con esfuerzo, los depósitos se acumulan, nacen los juncos, y las riberas, levantadas sobre pequeñas penínsulas, avanzan incesantemente sobre la superficie del arroyo.

Su pensamiento se hizo doble. «Es inútil resistir», murmuraba en su cerebro el desaliento. Y la otra mitad de su persona afirmaba con desesperación: «¡Yo no quiero morir!... ¡no debo morirAsí vivió unos segundos, que fueron horas. Sintió el roce brutal de ocultas asperezas; luego un choque en el abdomen, que detuvo su arrastre entre dos aguas.

Ese pensamiento, que se despertó de pronto en mi cerebro, esparció en él una oleada de luz tal, que cerré los ojos como cegada. Y luego de nuevo gritar en : «¡Marta morirá y será tu deseo lo que la habrá muertoApreté los dientes y apoyándome en la pared me arrastré hasta el cuarto de la enferma.

Palabra del Dia

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