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Actualizado: 14 de octubre de 2025


Cristo mismo, para dar testimonio de la misión divina que a Alburquerque había confiado, le mostró en el cielo una gran cruz luminosa, hacia el lado de Arabia, convidándole y excitándole a conquistar a Aden, a ir luego a la Meca a incendiar y destruir el templo de la Caaba, y a dirigirse por último a Jerusalem para libertar el Santo Sepulcro.

En Arabia, los fanáticos soberanos de Wahabites hacían tapar cuidadosamente todas las fuentes termales y minerales, por temor á que sus súbditos, convencidos de la virtud de las aguas de sus manantiales, se olvidaran de poner toda su confianza en el solo poder de Alah.

18 A Jerusalén, y a las ciudades de Judá, y a sus reyes, y a sus príncipes, para que yo los pusiese en soledad, en escarnio, y en silbo, y en maldición, como este día; 22 y a todos los reyes de Tiro, y a todos los reyes de Sidón, y a todos los reyes de las islas que están de ese lado del mar; 24 y a todos los reyes de Arabia, y a todos los reyes de pueblos, la Arabia que habita en el desierto;

Por esta y otras razones se la llamó la levita del desierto; porque segundaba el milagro de los israelitas viajando por los desiertos de la Arabia durante cuarenta años, sin menoscabo de sus vestidos.

Así es como en los desiertos de Africa y Arabia muchos ríos, considerables en otras edades, han dejado de existir: sus cauces se han llenado de arena y los indígenas sólo los conocen por los inciertos datos de las tradiciones.

He traído para ella telas bordadas del país de los Seras, alfombras de Ctesifón, perlas y diamantes, papagayos y monos de la India, perfumes y oro de Arabia, y chales de Cachemira.

¡Ay de la tribu que errante vino de Arabia en mal hora á aquella roca traidora y sus tiendas alzó allí! que viene en la nave aquella el feroz lobo marino, almirante granadino Ben Jucef-el-Meriní.

Allí encastillado, resistiendo a la creciente inundación del Islamismo, vivía, desde muy antiguo, un pueblo cristiano, y había un reino un tanto decaído ya, pero en otro tiempo muy poderoso que se extendía por Arabia y por otras regiones.

Se nos olvidaba que precedían también a la Sultana numerosas bandas de músicos, vestidos a la índica usanza, y haciendo sonar sus instrumentos por la manera más blanda y voluptuosa, y que delante iban doce pavones tendiendo sus vistosísimas alas, con otras aves de peregrina naturaleza y traídas desde la Arabia, del Irak y del Hindí.

Ya tocaba con la Arabia, quando me robó un bandolero muy nombrado, llamado Arbogad, el qual me vendió á unos mercaderes que me traxéron á este palacio, donde reside el señor Ogul, que me compró sin saber quien yo fuese. Es este un gloton, que solo piensa en atracarse bien, y cree que le ha echado Dios al mundo para disfrutar de una bueua mesa.

Palabra del Dia

amitié

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