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Actualizado: 3 de mayo de 2025
Era capaz de disimular el enojo y hasta de no enojarse contra un buen mozo que, atrayéndola con exquisito arte o por sorpresa, la besase, imprimiendo al beso aquella deliciosa ingenuidad del niño que se apodera de una golosina; pero a cuantos se atrevieron a propasarse con ella ofreciéndole dinero, les recibió como se recibe a un perro en un juego de bolos.
Las solteronas voluntarias se reclutan evidentemente entre las que se han dejado guiar en la elección de su existencia por motivos de abnegación, o un sentimiento de pureza virginal, o el recuerdo de una afección muerta, o el amor de la independencia, o ese vago esceptismo que se apodera de tantas jóvenes, o por el temor de las responsabilidades, espantosas en efecto para quien reflexiona.
Tengo en singular estima la perfección, pero ésta carece para mí de ese atractivo que se apodera del corazón y que mi corazón necesita experimentar. Cualquiera que sea el mérito del señor Montbreuse, se pretende que había tenido la dicha, por un momento, de ocupar los nobles pensamientos de Eudoxia; dos almas tan solemnes eran dignas de aproximarse.
¿Y por qué defraudaría las esperanzas de los buenos amigos que sólo desean para usted una posición que merece? continuó Magdalena tranquila ya, al ver que nos colocábamos en un terreno que le parecía mucho más seguro. Pues, por una razón muy sencilla: porque nada ambiciono. ¿Y esa fogosidad por el trabajo que se apodera a lo mejor de usted?...
Estando a tu lado, me sobra todo el mundo». Yo sé que él no quiere volver hasta que podamos brillar como antes y ocupar la misma posición. Y aunque algunas veces la verdad se apodera de mí cierta melancolía, la venzo al instante y me muestro alegre, satisfecha y feliz con esta vida. Es necesario que encuentre en mí un firme apoyo y un fuerte estímulo para realizar su ideal.
Y pasó hasta los confines del mundo, y se apoderó de los despojos de numerosas gentes, y la tierra calló en su presencia....» Cuando uno llega á esta expresion, el libro se cae de las manos, y el asombro se apodera del alma. En presencia de un hombre la tierra calló..... Sintiendo con viveza la fuerza de esta imágen, se forma la mayor idea que formarse pueda del héroe conquistador.
Da un salto hacia la puerta... Descorre el cerrojo y... desaparece. Rígido de estupor, Martín lo sigue con los ojos un momento; después se dice, como para librarse de la inquietud que se apodera de él. Está demasiado impresionado y necesita respirar el aire fresco; volverá.
Cuando Martín empieza a notar que lo engañan, se apodera de él el desaliento. Regresa al molino y se encierra por dos días en su despacho. Durante ese tiempo, se pregunta si no sería conveniente pedir ayuda a los gendarmes de Marienfeld. Con su autoridad, sería fácil arrancar la verdad a la gentes.
Forzado á huir ocúrrenle después varias aventuras, y regresa, por último, á su hogar, creyéndose seguro; pero, al saber que ha sido condenado á muerte, busca al juez de la sentencia; pone á sus criados de centinela á la puerta de la casa de éste, su apodera de los autos, los rompe y se escapa con sus servidores.
Pero es muy breve el tiempo que permanece mirándolo, porque de pronto suenan en la calle unos cantos terribles. ¿Qué son estos cantos? Son sencillamente los responsos que van echándole a un muerto que llevan a enterrar. Al oírlos, la vieja siente que un gran terror se apodera de todo su cuerpo. No, no; esos cantos no son para el muerto que pasan por la calle, sino para ella.
Palabra del Dia
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