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Actualizado: 29 de junio de 2025
En el ancho portal daban guardia dos caballeros armados de punta en blanco, calada la visera y apoyados en sus lanzas; y entre ellos, sentado á una mesa baja y atendido por dos pajes, se hallaba el secretario de Su Alteza, encargado de anotar en el registro que delante tenía el nombre y títulos de los nobles visitantes y en especial los de aquellos recién llegados á la corte.
De todo esto ha de carecer mi libro, porque ni tengo qué acotar en el margen, ni qué anotar en el fin, ni menos sé qué autores sigo en él, para ponerlos al principio, como hacen todos, por las letras del A.B.C., comenzando en Aristóteles y acabando en Xenofonte y en Zoílo o Zeuxis, aunque fue maldiciente el uno y pintor el otro.
Todos los acopios que se hiciesen de frutos o efectos deberían ponerse semanalmente en los almacenes de tres llaves con intervención del corregidor y mayordomo, y aun del cabildo, si se tuviese por conveniente, asentando en un libro, que debería existir dentro del mismo almacén, las entradas, firmando todos en él, practicando lo mismo con las salidas, que así unas como otras deberían hacerse por mayor en los almacenes; y el factor y mayordomo deberían tener libros particulares en que anotar las mismas partidas, como asimismo un diario en que apuntasen las partidas pequeñas que en el discurso de la semana se fueran acopiando o expendiendo, para que así constase con claridad la pureza de este manejo.
Aquel grueso muchachote, cuya fisonomía no tenía nada de paternal, pareció transfigurarse. Su rostro se iluminó, sus ojos lanzaron rayos. Tomó un sable de manos del marqués, retrocedió dos pasos, y entonó en idioma turco una improvisación poética que su amigo Osmán-Bey tuvo la amabilidad de anotar y traducirnos: Armado estoy para el combate; ¡Dios confunda al malvado que me ofende!
Debo recitar al mismo tiempo una oración en italiano, una súplica muy bonita á los tres reyes, casi una romanza, que dice... que dice... No pudiendo acordarse, abrió su bolso de mano. En el monedero guardaba la plegaria, escrita con lápiz detrás de un cartón del Casino de los que sirven para anotar las jugadas.
Palabra del Dia
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