Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 23 de mayo de 2025
Sólo esto faltaba para que todos los de casa le creyesen un imbécil.... Pero pronto se sabría quién era él. Y animado por una resolución hija del amor propio, pasó todo el día siguiente en la tienda distraído, sin atender a las ventas, ansiando que llegase la hora de acompañar a su casa a Tónica.
Pero tambien de trecho en trecho el paisaje pierde mucho de su romántica desolacion, animado por escenas locales ó fugitivas.
Ignoramos si el autor lo continuó hasta Santa Cruz de la Sierra: el cuaderno original de que nos hemos valido no contiene mas de lo que hemos publicado, y nos parece probable que sea todo cuanto existe de este itinerario. A pesar de su estado de imperfeccion no nos hemos animado á desecharlo.
Animado por el éxito, no tardó en introducir la moda de las coronas en el círculo de su familia y de sus íntimos. Todos los que le rodeaban se la encasquetaron, o así lo pretendieron por lo menos. Pero este hombre extraordinario no pasó nunca de ser un porta-corbatas mediocre.
No puede ser, respondió el ministro como si se le pidiese que realizara con sueño. No tengo las fuerzas para ir. Miserable y pecador como soy, no me ha animado otra idea que la de arrastrar mi existencia terrenal en la esfera en que la Providencia me ha colocado. Á pesar de que mi alma está perdida, continuaré haciendo todavía lo que pueda en beneficio de la salud de otras almas.
«¡Pero, hija, qué alborotada está usted, y qué disparates dice! Extraño mucho que el pobre Juanín encuentre qué sacar de ese pecho...». Las demás personas que en la casa entraron estaban en la sala, sin atreverse a pasar mientras durase aquel animado coloquio de la diabla y la santa, cuyo lejano run run oían.
Gallardo, animado por el ejemplo, comió, y sobre todo, bebió mucho, buscando en los varios y ricos vinos un remedio para aquella cortedad, que le hacía permanecer como avergonzado ante la dama, sin otro recurso que sonreír a todo, repitiendo: «Muchas grasias.» La conversación se animó.
En cuantas personas encontraba al paso veía un rostro amigo, y todo era para mí simpático y risueño: los hombres, las mujeres, los viejos, los niños, los perros, hasta las casas, pues mi imaginación juvenil observaba en ello no sé qué de personal y animado, se me representaban como seres sensibles; parecíame que participaban del general contento por mi llegada, remedando en sus balcones y ventanas las facciones de un semblante alborozado.
Salimos del templo, atravesamos la plaza, cruzamos luego por San Sulpicio, y á los cuatro minutos nos vemos en el muelle de Voltaire. Pasamos uno de los puentes, y véanos el lector en la otra orilla del Sena, en el momento en que uno de los vapores que van á Versalles se dispone para partir. La orilla del río presenta un espectáculo animado, extraño, pintoresco, delicioso.
Muy alegre... en apariencia... muy animado... con sus grandes botas. Se echa en mis brazos: ¡Hurra! ¡mi tío!
Palabra del Dia
Otros Mirando