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Actualizado: 18 de octubre de 2025
Como serenas estrellas que en una noche de bulliciosa y espléndida orgía mandan á la tierra su vívido resplandor por entre las negras nubes de un cielo de tormenta, así vosotros, mártires purísimos, brillais con hermosa claridad en los sangrientos anales de la perseguida Iglesia de España, contrastando la divinidad de vuestra doctrina y testimonio con la falsa brillantez de esa corte corrompida que tan á costa vuestra estais evangelizando.
Si perteneciese Lope á esta clase de poetas, satisfaría nuestra curiosidad como raro fenómeno en los anales de la literatura; pero dejaríamos sin pena que sus obras se enmoheciesen en el polvo de dos siglos, amontonado sobre ellas.
Y ha volado la paloma de plumaje alabastrino ahuyentada por la mano poderosa del destino. De su nido de ideales sólo queda el esqueleto, ¡Seculares ambiciones! Aquel nido que cubierto de olorosas ilusiones orgulloso se mecía de la historia en los anales.
Pasó Ana, sin querer leerlas, algunas hojas. En ellas había escrito la historia de los días que siguieron al de la procesión, famosa en los anales de Vetusta. Sí, se había creído prostituida; aquella publicidad devota le parecía una especie de sacrificio babilónico, algo como entregarse en el templo de Belo para la vigilia misteriosa.
Era el 10 de abril, día glorioso dos veces en los anales de la historia cubana, cuando se echaron al mar esos hombres magníficos; y el 11, a pocas millas de la costa, detiene el vapor que los conducía su marcha, bajan la escala, echan al agua uno de sus botes y en él se instalan los seis expedicionarios «con gran carga de parque y un saco con queso y galletas». Y a las seis horas de remar, bajo un cielo negro y tenebroso, arrullado por olas alborotadas, caen sigilosos sobre la costa de Cuba, llenos de una dicha superior al peligro que habían corrido y que habían de correr.
Catorce horas invertimos en tan deliciosa navegación, de que me acordaré mientras viva. Mauban no se conoce cuando se fundó. En los archivos se encuentra aquel nombre figurando en los anales del último tercio del siglo XVI. El año 1600 se sabe fué su párroco el padre frey Fernando Moraga.
Al desdoblar el rígido pergamino, ví que era el nombramiento expedido por el Gobernador Shirley en favor de un tal Jonatán Pue para el empleo de Inspector de las Aduanas de Su Majestad en el puerto de Salem, en la Provincia de la Bahía de Massachusetts. Recordé que había leído, creo que en los Anales de Felt, la noticia del fallecimiento del Sr.
Y de seguro, si es de veras conocedor de los anales de España en tal tiempo, y particularmente de los del reino de Granada, dirá para sí algo parecido a lo que en el Censeur Européen de fin de mayo de 1820 escribió el célebre Agustín Thierry a propósito de Ivanhoe; es, a saber: que había más historia allí que en las genuinas historias."
Era forzoso pedir datos a los olvidados anales de las costumbres y aun de los trajes, a todo eso que la tradición no sabe defender de las revoluciones de la moda, y que se pierde en la marejada del tiempo, dejando rastro muy débil en los archivos del Estado. Era indispensable pedir también auxilio a la literatura anecdótica y personal, como Memorias y colecciones epistolares.
La ley de la selección se cumplirá... Tú también morirás quizá, pobre niño, pero tu nombre vivirá eternamente unido al mío en los anales de la ciencia y en el agradecimiento de la humanidad. Dicho esto con brusco ademán le puso de nuevo la mordaza, arrastrole hasta la trastera, le amarró otra vez y le dejó como antes estaba tendido sobre el felpudo.
Palabra del Dia
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